José Woldenberg
Reforma
15/06/2017
No es fácil el debate post electoral. Transcurre en un batidillo de datos duros, ocurrencias, malos humores, festejos irreflexivos, denuncias válidas e inventadas y súmele usted. Pero en dos grandes campos parece suceder lo crucial de la discusión: el cómputo de votos y las condiciones en las que transcurre la competencia. En esta nota solo trataré lo primero. En una semana lo segundo.
Parece necesario volver a lo básico. No me extraña que muchas personas crean que los resultados de las elecciones salen de un sombrero de mago, me preocupa que muchos reporteros y analistas carezcan de la información básica y reproduzcan versiones fantasiosas, pero indigna que líderes partidarios y candidatos no conozcan el procedimiento de cómputo o peor aún que conociéndolo tengan con la verdad una relación tan distante.
1. Las mesas directivas de casilla están integradas por ciudadanos que, luego de un sorteo y una breve capacitación, aceptan recibir los votos de sus vecinos. No son funcionarios del INE o de los institutos locales, son hombres y mujeres que cumplen una labor estratégica y lo hacen acompañados de los representantes de los partidos que vigilan toda la jornada electoral. Al final, cuentan los votos y llenan las actas. Y, ojo, muy importante, los representantes de los partidos se quedan con una copia de la misma. Los partidos más implantados logran altos porcentajes de cobertura de las casillas y si no lo hacen es por desidia porque, incluso si en alguna zona carecen de militantes o simpatizantes, con sus recursos bien podrían contratar representantes. El presidente de la mesa lleva los paquetes electorales al consejo distrital o municipal acompañado de los personeros de los partidos.
2. Esos paquetes en los consejos, con sus respectivas actas, son los que servirán para que el miércoles siguiente se haga el cómputo oficial. Pero mientras, para que tengamos información oficial inicial se llevan a cabo los conteos rápidos y los programas de resultados electorales preliminares.
3. Los conteos rápidos son ejercicios muestrales con un alto grado de precisión. Cuentan con comités técnicos integrados por estadísticos y matemáticos calificados, provenientes de distintas instituciones, y que se encargan de diseñar la muestra (normalmente muy robusta) y de hacer el seguimiento. Los conteos se hacen con las actas (no son encuestas) y lo que ofrecen son rangos entre los que muy probablemente fluctuará la votación de los candidatos. Así, en Nayarit las diferencias eran muy amplias y por ello había margen para que al ganador se le proclamara como tal. En el Estado de México, la cifra más baja del primer lugar era mayor que la más alta del segundo; y en Coahuila las cifras se empalmaban, por ello, y a pesar de las deficiencias del ejercicio, desde ese momento, se sabía que el ganador saldría del conteo que se iniciaría el miércoles.
4. El PREP no es una muestra de casillas sino que intenta ser un censo; capturarlas todas. Por fuera de los paquetes electorales, llega a los consejos el acta PREP (idéntica a las copias que tienen los representantes de los partidos) y conforme van arribando se envían los datos a través de terminales remotas a una computadora que va agregando la información, la cual se puede consultar desde cualquier computadora personal lo mismo en Saltillo que en Nairobi. La información aparece agregada pero también casilla por casilla. Y ahí se encuentra el candado de seguridad: en las actas con las que cuentan los partidos y que pueden confrontar contra la información que da a conocer el PREP. No es la tecnología sofisticada, ni los mecanismos de seguridad ni la suma de cientos de miles de ciudadanos en la tarea (todo ello importante), sino lo más pedestre, las actas de escrutinio que están en manos de los partidos, lo que asegura que el PREP no pueda maquillar las cifras.
5. El conteo oficial, ya se dijo, se inicia el miércoles siguiente en los consejos. Los preside un funcionario electoral, pero el resto de los participantes son consejeros electorales (ciudadanos que no son funcionarios) y los representantes de los partidos, que pueden, en caso de dudas, no coincidencia en las actas, magulladuras de los paquetes, abrirlos y volver a contar los votos. Cualquier anomalía puede ser litigada ahí y con posterioridad en tribunales.