Jacqueline Peschard
El Universal
04/01/2016
En los 19 años de democracia electoral, el crecimiento de la competitividad entre candidatos y partidos no ha redundado en campañas políticas con contenidos más elaborados, o propuestas sólidas de política pública; en cambio, las impugnaciones son cada vez más frecuentes y han llegado incluso a invadir los sitios de internet. Un ejemplo de lo anterior es la campaña de la elección extraordinaria para gobernador en Colima, fijada para el próximo 17 de enero.
Los resultados de la elección ordinaria para gobernador del pasado 7 de junio mostraron que la competitividad llegó a Colima, pues la diferencia entre el primero y segundo lugar fue de apenas 500 votos a favor del candidato del PRI, mientras que la mayoría en el Congreso estatal quedó en manos del PAN. Está claro que la elección extraordinaria será igualmente competida, pero persiste la vacuidad en la propaganda y las impugnaciones entre contendientes.
Un claro ejemplo de la falta de contenidos en la propaganda política es la campaña del candidato panista, Jorge Luis Preciado, quien vivió la anulación de la elección como un triunfo personal. Sus espectaculares se centran en la frase `alégrate porque ya se van` y lo presentan con la máscara de Blue Demon, el popular luchador. Está claro que su apuesta está en imágenes de impacto más que en la proyección de contenidos. Su oferta por el cambio en un estado en el que hasta ahora no ha habido alternancia, no se esfuerza por señalar en qué sentido iría el cambio, ni a favor de qué tipo de acciones o programas; lo importante es simplemente que gane otro partido.
Una de las impugnaciones recibidas por el INE que obligó a la Comisión de Quejas del Instituto a sesionar el 30 de diciembre pasado fue la promovida en contra de una entrevista en radio del candidato Preciado, en la que acusó de `asesino` a Leoncio Morán, candidato por el partido Movimiento Ciudadano, por haber abandonado a una persona atropellada. La Comisión del INE reconoció que se trataba de una calumnia, e instruyó al portal de internet en el que se alojaba la entrevista, a bajarla en un plazo de seis horas. Más allá de que no está claro que se tratara de propaganda electoral, esta resolución sienta el precedente de que la autoridad intervenga los sitios de internet, lo cual no se había hecho hasta ahora. La regulación de la comunicación política en las campañas electorales se había constreñido a radio y televisión, en primer lugar porque así lo establece la legislación y, en segundo, porque internet responde a parámetros de autoría y de flujos informativos muy diferentes a los de los medios convencionales. Es absurdo pretender que internet sea parte de las reglas de la competencia política, sin embargo, tal parece que el afán por regular cualquier espacio de actuación social sigue vivo y actuante en materia electoral. Estoy convencida de que seguir por ese camino produce más incertidumbre que certeza, lo cual es un valor esencial para las elecciones.
Dentro de esta tendencia a la sobrerregulación, una buena noticia fue la decisión del Consejo General del INE de aprobar un formato novedoso para el debate entre candidatos al gobierno de Colima, en el que los ciudadanos podrán hacer preguntas a través de un moderador. El próximo 10 de enero, Leonardo Curzio conducirá el debate de 1 hora 38 minutos (sic) sobre los temas fijados: economía, seguridad, combate a la corrupción y transparencia. Con ello, habrá oportunidad de someter a los candidatos a una prueba más sustantiva que la que hasta ahora han desplegado en las campañas políticas. La buena noticia no fue óbice para que en la Mesa del Consejo General se discutiera si tal formato de debate no daría más visibilidad al moderador que a los candidatos. La sobrerregulación no evita la tontería.