José Woldenberg
El Universal
16/03/2021
Inventos, mentiras, incomprensión y nostalgia por el pasado, todo ello en menos de una semana. El presidente protagonizó cuatro estampas preocupantes.
1. En su plática diaria el presidente sacó un pañuelo blanco y con la mano derecha lo agitó. Dijo: “No hay corrupción, aunque les de coraje a los conservas. Ya se acabó (una periodista preguntó: ¿pero cómo presidente?). Pues porque el presidente no es corrupto y no tolera la corrupción”.
Por decreto la corrupción desapareció. Fue un dictado. Una realidad construida solo de palabras. El informe de la Auditoría Superior que encontró irregularidades y posibles desvíos de recursos a puños es omitido, como si no existiera, como si los dichos presidenciales fueran más potentes que los hechos. El presidente establece una premisa falsa (si el presidente no es corrupto, nadie lo es); luego se la cree y con posterioridad anuncia que se hizo realidad. Pretende irradiar una imagen no importa que la misma no se corresponda con la situación. Una retórica que se alimenta de retórica, no de las evidencias.
2. Refiriéndose al proceso de vacunación dijo: “Si los tecnócratas estuvieran en el poder estarían cobrando por las vacunas y dándole preferencia a los de arriba y a los influyentes”.
No importa que desde hace muchos años la vacunación en México sea universal y gratuita, que cada año se hayan aplicado millones de dosis, que sea una de las áreas de política de salud más exitosas. (Bastaría enumerar las enfermedades que han sido erradicadas). De lo que se trata es de presentar todo el pasado como aberrante y el presente como muestra de la fusión entre el presidente y el pueblo. Como en 1984 de Orwell, lo que se busca es reconstruir o destruir la memoria como fórmula legitimadora de lo que hoy sucede. En la distopía del Gran Hermano, el Partido postulaba: “El que controla el pasado, controla también el futuro. Y el que controla el presente, controla el pasado”. Se miente sin rubor, porque la imagen de un pasado deleznable —en todos los campos— conviene hoy al poder.
3. Luego de los amparos contra la nueva Ley de la Industria Eléctrica, anunció: “Vamos a acudir a la Suprema Corte. Queremos que la judicatura del Poder Judicial haga una revisión del proceder de estos jueces porque sería el colmo que el Poder Judicial del país estuviera al servicio de particulares”.
Se ha subrayado el intento de amedrentar a los jueces, y en efecto, es muy grave que el presidente reclame un poder judicial alineado a sus designios. Pero además denota una incomprensión profunda de esa “idea exótica” de la división de poderes. ¿Cómo podrían entonces defenderse los particulares de actos de la autoridad que los afectan? ¿Qué deben hacer? ¿Plegarse de manera acrítica? Es posible que en el radar del presidente se trate de “intereses egoístas” que se enfrentan al “interés general” que por supuesto él representa.
4. Dijo que en 2024 se retira. Pero que “hay mujeres y hombres…como relevo de este lado”.
De inmediato dio pie a la especulación, como en aquel México en el que parte del “juego político” era cotorrear sobre quien era el Tapado, porque por supuesto, en Morena ya existe el Dedo que activará el Dedazo. Un divertimento opaco, en el que los ciudadanos y los militantes de Morena tienen muy poco que decir, porque el presidente esperará el tiempo preciso para despejar al Bueno (a). Una nostalgia por las fórmulas del pasado propias de aquel híper presidencialismo.