Raúl Trejo Delarbre
La Crónica
07/09/2020
Para que haya democracia, se necesitan demócratas. Las reacciones a la decisión del INE para negar a “México Libre” el registro como partido, dan cuenta del enorme déficit que seguimos padeciendo en materia de compromisos y convicciones democráticas.
El alborozo de algunos porque les disgusta la familia Calderón, que encabeza esa iniciativa política, es tan irreflexivo y antidemocrático como la cólera de otros que, como ahora no les gustaron sus decisiones, despotrican contra los consejeros electorales. La democracia de contentillo que quieren unos y otros es imposible. Si hay grupos ciudadanos que cumplen con los requisitos que establece la ley, tienen derecho a que sus organizaciones sean reconocidas como partidos. El proceso para ello es tortuoso —y quizá debería ser más sencillo, pero ese es otro problema—. Las normas son puntillosas pero claras. Si no se cumplen, no debe haber registro.
Pero no hay espíritu, ni compromiso democrático, cuando alguien se alegra porque los ciudadanos que se han empeñado en crear un partido no alcanzan a cumplir las exigencias legales. El zafio júbilo que expresó el presidente Andrés Manuel López Obrador, comportándose como golpeador callejero al burlarse de ese tropiezo de los Calderón y los suyos, es absolutamente impropio del cargo que ocupa. Nunca habíamos tenido un presidente que hiciera mofa, con tal socarronería, de aquellos a quienes considera sus adversarios. La descomposición del escenario político acentuada por el comportamiento de López Obrador es muy grave. Los fanáticos que aplauden la decisión del INE no por las consideraciones jurídicas y formales que la respaldan, sino por el rencor que les suscitan los impulsores de México Libre, expresan ese deterioro.
Felipe Calderón reaccionó con ordinaria agresividad a la decisión de la autoridad electoral. La vulgar alusión que hizo acerca del difunto padre del consejero presidente del INE dibuja la intemperancia que Calderón sigue siendo incapaz de refrenar. Él solo se descalificó con ese exabrupto. De manera similar hubo simpatizantes de Mexico Libre que, al desperdigar agravios contra los consejeros electorales, confirmaron que la democracia no les interesa para comprometerse con ella sino para usufructuarla.
De siete solicitudes de organizaciones que llegaron a la última fase del proceso para ser reconocidas como partidos el Consejo General del INE solamente aprobó una, en votación muy dividida. La decisión más notoria fue el rechazo a la petición de Libertad y Responsabilidad Democrática, A.C., que quería registrar el partido México Libre. A pesar de la misógina versión que ofrece López Obrador, ese partido lo encabeza la abogada Margarita Zavala y no su marido, ex presidente Calderón.
El escollo que hizo tropezar a México Libre, ML, fue la insuficiente claridad en la información sobre las personas que le aportaron dinero. De algo más de 15 millones de pesos que recaudó, ML no informó con detalle el origen de un millón 241 mil pesos, el 8.18%.
La Constitución, en el apartado VI del artículo 41, establece que entre las causas para anular una elección se encuentra el exceso de más de un 5% en los gastos de campaña. Ahora, en el INE, el consejero electoral Ciro Murayama propuso que, a fin de contar con un criterio objetivo, ningún partido fuese registrado si tenía más del 5% de irregularidades respecto del monto que recaudó. El partido Redes Sociales Progresistas, promovido por el grupo de Elba Esther Gordillo, tenía 22.5% de sus recaudaciones sin aclarar. Fuerza Social por México, del discutible dirigente sindical Pedro Haces, acumuló irregularidades en el 25.6% de los recursos que dijo haber logrado.
La mayor parte de las aportaciones sin aclarar por parte de México Libre fue obtenida a través de una aplicación llamada Clip, que se emplea para hacer pagos con tarjetas de crédito. Los datos que ML entregó a la autoridad electoral no permitían identificar a las personas que hicieron esas donaciones. Aunque ML entregó relaciones de ciudadanos que decían haber entregado ese dinero, esa declaración no fue suficiente porque no se les podía vincular con las tarjetas de crédito empleadas para tales transacciones.
Debido a esa dificultad, la Unidad Técnica de Fiscalización del INE había advertido a los promotores de ML que la información ofrecida a partir de la mencionada aplicación era insuficiente. Entre enero de 2019 y febrero de 2020 Libertad y Responsabilidad Democrática recibió 14 oficios en los que se le notificaba de errores y omisiones en sus datos por aportaciones. Al menos en tres de ellos la autoridad electoral insistió en que los recursos obtenidos de esa manera no eran válidos. Varias veces, en el transcurso de año y medio, la organización impulsora de ML fue multada, entre otros motivos por entregar información incompleta. Hace dos semanas, el INE multó a México Libre con 2.7 millones de pesos por las irregularidades que la Comisión de Fiscalización encontró en sus informes financieros, especialmente aportaciones de personas no identificadas.
Durante meses, el INE informó a México Libre que estaba incurriendo en esa irregularidad. Tales prevenciones eran públicas. Por ejemplo, El Financiero informó el 21 de agosto pasado:
“Se detectó que la organización de Zavala-Calderón tuvo aportaciones electrónicas por un millón 60 mil pesos, este movimiento realizado por medio del dispositivo Clip, que no permite identificar a los aportantes de los recursos”. En esa nota se citaba a la consejera electoral Adriana Favela: “El dispositivo Clip no genera condiciones para identificar con certeza a la persona aportante. Sin embargo, aun teniendo conocimiento de esta circunstancia, la organización Libertad y Responsabilidad Democrática determinó contratar y utilizar dicha aplicación, a pesar de que con ello se obstaculiza la facultad de fiscalización de esta autoridad”.
La inconsistencia en los reportes de ML era pública. Las amonestaciones y las multas debido a tales anomalías, también eran conocidas. Al menos en ese aspecto los dirigentes y defensores de México Libre no se pueden llamar a engaño.
Durante la discusión del dictamen sobre el registro de ML, el viernes 4 por la noche, la consejera Adriana Favela consideró que no había elementos suficientes para tomar esa decisión debido a que existían impugnaciones presentadas poco antes. El consejero Jaime Rivera expresó la misma preocupación. Tales inquietudes fueron aclaradas por la consejera Beatriz Zavala que, en un tono de reprimenda a esos colegas suyos, dijo que precisamente porque había diligencias pendientes esa sesión se había aplazado varios días; “todos tuvimos esa información”, recordó. Al Consejo General no le faltaba información sustantiva para decidir el registro de ese y el resto de los partidos solicitantes.
En contra del registro de México Libre votaron el consejero presidente, Lorenzo Córdova, y los consejeros Norma de la Cruz, Adriana Favela, Martín Faz, Carla Humphrey, Ciro Murayama y Jaime Rivera. A favor del proyecto que proponía el registro se expresaron Ucc-kib Espadas, Dania Ravel, Claudia Zavala y Jose Roberto Ruiz.
Fue más estrecha, y muy controvertida, la votación para aprobar el registro de Encuentro Solidario. Formada a partir de Encuentro Social, que perdió el registro como partido en las elecciones de 2018, esa agrupación se apoya en iglesias cristianas. La fiscalización del INE encontró que al menos en seis de las asambleas que ES organizó para obtener el registro había ministros de culto que, de acuerdo con la Constitución, tienen prohibido participar en asuntos políticos. El consejero Murayama mencionó las agrupaciones que respaldan a Encuentro Solidario, entre otras: Centros Cristianos Nueva Vida, Iglesia Evangélica y Pentecostal, Centros Cristianos en Acción, Concilio Nacional de las Asambleas de Dios, Iglesia del Nazareno, Ministerio Vino y Aceite, Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días.
Al menos quince ministros de esas y otras agrupaciones cristianas respaldaron públicamente la formación de Encuentro Solidario. Algunos consejeros electorales consideraron que eran pocos y que era ilegalidad no debía impedir el registro. Pero es evidente que en la formación de ese partido hubo una constante transgresión a los principios laicos que todavía establece la Constitución. Cinco consejeros votaron contra el registro de ese partido sustentado en iglesias cristianas (Córdova, de la Cruz, Espadas, Faz y Murayama). Seis consejeros respaldaron el registro a ese partido confesional (Favela, Humphrey, Ravel, Rivera, Ruiz y Zavala).
Más allá de la pertinencia o no de sus decisiones, resulta claro que entre los consejeros electorales hay posiciones muy variadas y no existen bloques. Sólo tres de los once consejeros (Favela, Humphrey y Rivera) coincidieron en votar a favor del registro de Encuentro Solidario y en contra del registro para México Libre. Esas votaciones contradicen a quienes han sugerido que los consejeros tomaron decisiones por consigna.
La palabra final la tendrá el Tribunal Electoral, a donde acudirán los partidos afectados por las resoluciones del INE. En fechas recientes, el Tribunal ha mostrado una sistemática propensión para ajustar sus decisiones a los intereses del gobierno. El caso más reciente fue la resolución para que el INE organice una encuesta que determinará quiénes serán dirigentes de Morena, una decisión que va contra los estatutos de ese partido.
El presidente López Obrador padece una enfermiza animosidad contra México Libre. Pero el registro de ML debilitaría a la oposición, al fragmentarla todavía más. Así que para complacer o no al presidente, si ese fuera su interés, los magistrados del Tribunal Electoral se encontrarán entre las antipatías personales y la conveniencia política de López Obrador y Morena.
Por lo pronto el Instituto Nacional Electoral tiene el singular privilegio de padecer descalificaciones tanto de morenistas como de calderonistas. En los momentos difíciles, los buenos árbitros no quedan bien con los fanáticos de uno y otro bandos. En la democracia, el fanatismo es antitético respecto de la deliberación y la legalidad. No son demócratas quienes se comprometen a veces sí, pero sólo cuando les conviene, con las reglas de la democracia.