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El debate público

El Buzón

Raúl Trejo Delarbre

La Crónica

10/06/2015

 

Los empleados de Televisión Azteca y de Televisa no actuaron de manera espontánea

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Señor director:

Si el representante de Grupo Salinas lee con cuidado mi columna de este lunes, quizá podrá entender que en ningún momento he sugerido censura alguna (por lo demás técnicamente imposible y políticamente inútil) contra los personajes que hicieron propaganda en Twitter a favor del Partido Verde. Esa constatación desbarata su reconvención, que resulta bastante curiosa viniendo de una empresa que lleva décadas violentando y obstaculizando la libertad de expresión.
No hay medio de comunicación más desautorizado para reivindicar esa libertad que Televisión Azteca, empresa del Grupo Salinas. Sus atropellos pasan por la contratación de pistoleros para despojar de su antena al Canal 40 e incluyen la persecución a personajes públicos cuyo derecho de réplica jamás ha respetado esa televisora. Se necesita mucha cara dura, o demasiada desmemoria, para mostrarse, con esa historia, como defensores de la libertad de expresión.
Los empleados de Televisión Azteca y de Televisa que anegaron Twitter con mensajes a favor del Partido Verde (el mismo partido que ha postulado a empleados y directivos de esas televisoras) no actuaron de manera espontánea ni en ejercicio de libertad personal alguna. Lo hicieron organizados por una o varias agencias de relaciones públicas como algunos de ellos mismos han aclarado. Corresponderá a los magistrados electorales determinar en qué medida esa campaña a favor de un partido, justo cuando las campañas debían estar suspendidas, violentó las normas para las elecciones.
Por lo pronto, los ciudadanos saben que esos personajes de la farándula y el espectáculo son capaces de expresar adhesiones políticas a destajo. Y gracias a comunicados como el del Grupo Salinas también es claro que la televisora concesionada a Ricardo Salinas Pliego ha iniciado una cruzada contra las autoridades y la legislación electorales, tan aventurada y tan desmedida como la que declaró ese empresario aquel 7 de junio de 1999 cuando culpó al gobierno por el asesinato del conductor Francisco Stanley y, en cadena nacional, despotricó contra la democracia y las elecciones.
Las obsesiones conservadoras que Salinas Pliego expresó en aquella ocasión son las mismas que promueve exactamente 16 años después. Pero los medios de comunicación y la sociedad son muy distintos y eso es algo que los directivos de Grupo Salinas no quieren o no pueden advertir. La diversidad que ahora tenemos en los medios contrasta con la parcialidad de empresas como Televisión Azteca. Y el acceso ciudadano a las redes sociodigitales impide que prosperen asonadas tuiteras como la que desplegaron los actores y cantantes respaldados por Salinas Pliego.
Atentamente
Raúl Trejo Delarbre