Raúl Trejo Delarbre
Nexos
07/01/2025
Autora del plagio más ostensible en la historia de las universidades mexicanas, la señora Yasmín Esquivel Mossa impidió, con triquiñuelas legales, que la UNAM difunda el dictamen con las sanciones que merecería por copiar su tesis de licenciatura. La resolución judicial anunciada en diciembre pasado prohíbe a la Universidad Nacional la presentación de ese dictamen, pero no resolvió que Esquivel es autora de la tesis como ella ha querido aparentar. La hoy ministra de la Suprema Corte engañó a la Universidad en 1987 cuando presentó, como si fuera suya, la tesis que le copió línea por línea a otro alumno. Ahora, quiere engañar a la sociedad fingiendo que la resolución judicial la consagra como autora original de esa tesis.
Desde que, el 21 de diciembre de 2022, el escritor e investigador Guillermo Sheridan exhibió el plagio que Yasmín Esquivel hizo de una tesis de licenciatura presentada un año antes, se pudo conocer el inusitado y evidente plagio. En nuestras universidades hay alumnos y académicos tramposos que cometen plagios de variadas dimensiones. Hay quienes dejan de citar a otro autor, o que llegan a reproducir como suyas hasta varias páginas de trabajos ajenos. Sin embargo, nunca se había conocido un plagio tan rotundo como el que perpetró Esquivel. Toda su tesis, presentada septiembre de 1987 en la entonces ENEP Aragón, está copiada de la que presentó en julio de 1986 un alumno de la Facultad de Derecho, también en la UNAM. La tesis original es un poco más amplia y contiene anexos que Esquivel no incluyó. Pero, más allá de agradecimientos, ligerísimas actualizaciones y algún giro verbal que Esquivel incorporó, cada palabra, cada párrafo de su tesis de licenciatura, están tomados de la tesis original. En vez de renunciar a su cargo actual y retirarse abrumada de vergüenza la ministra Esquivel, como se sabe, se dijo víctima de una persecución y más tarde utilizó al sistema judicial para frenar el proceso de sanción académica emprendido por la UNAM.
Algunos comentaristas y medios de información hicieron suya la versión de Esquivel y han repetido que un tribunal la reconoció como autora de la tesis. No es verdad. Recordemos parte de ese proceso.
Poco después de las revelaciones de Sheridan, el 31 de diciembre de 2022 el rector de la UNAM informó que el Comité de Integridad Académica y Científica de la FES Aragón examinó las dos tesis. A partir de ese cotejo, el rector pudo asegurar: “Que después del análisis de la documentación por el Comité y con base en el alto nivel de coincidencias entre las tesis objeto de revisión, superior al 90 por ciento, resulta evidente la existencia de un plagio”. Las fechas de presentación de las tesis, así como la revisión de sus versiones en papel y digitales, “hacen presumir que la tesis original fue la sustentada en 1986”.
Desde el primer momento, la UNAM reconoció que había un plagio. Los resultados del dictamen del Comité de Integridad Académica y Científica de la Facultad de Estudios Superiores Aragón fueron difundidos el 11 de enero de 2023. Ese organismo manifestó que, después de la denuncia publicada en diciembre, “valoró los elementos de construcción, desarrollo, estilo, contenido, temporalidad, congruencia y manejo de la información de ambas tesis, así como el análisis de los archivos físicos y digitales institucionales y la documentación exhibida por las partes involucradas”.
A partir de ese análisis, el Comité, según informó, “ha elaborado un Dictamen Técnico Académico del cual se desprende que la tesis elaborada en 1987 es copia sustancial de la original presentada en 1986 por el exalumno de la Facultad de Derecho”.
El Comité de Integridad también concluyó que la asesora de las dos tesis incurrió en “posible falta en el cumplimiento de los principios éticos universitarios”. Los dos casos, el de la exalumna Esquivel y el de la asesora, serían turnados “a las instancias correspondientes para que se proceda conforme a la legislación universitaria”.
Ese mismo 11 de enero, el rector Enrique Graue informó que había recibido el análisis del Comité de Integridad, el cual “concluyó que la entonces alumna de la FES Aragón, Yasmín Esquivel Mossa, copió parte sustancial del contenido de la tesis presentada un año atrás por el alumno de la Facultad de Derecho, Edgar Ulises Báez”.
Añadió el rector: “De la interpretación solicitada a la Oficina de la Abogacía General se desprende que la normatividad universitaria carece de los mecanismos para invalidar un título expedido por la Universidad Nacional, aun y cuando el plagio de una tesis esté documentado”.
El 17 de enero la UNAM despidió a la profesora Martha Rodríguez Ortiz “por haber incurrido en causas graves de responsabilidad, así como en faltas de probidad y honradez en el desempeño de sus labores como académica y directora de tesis profesionales”.
Con esas definiciones y averiguaciones de la Universidad, quedó perfectamente establecido que la señora Esquivel plagió su tesis de licenciatura. No resultaba tan claro qué sanción podría imponerle la UNAM porque ya no era alumna de esa institución y, cuando presentó su tesis, el plagio no estaba expresamente prohibido en la legislación universitaria, aunque sí las prácticas deshonestas. El abogado general de la UNAM, Alfredo Sánchez Castañeda, en una opinión harto debatible, consideró el 10 de enero que la Universidad no tenía mecanismos para anular un título que ya otorgó. En esa posición se apoyaron, meses más tarde, las sentencias judiciales que favorecieron a Esquivel. A fines de febrero, el abogado general fue reemplazado por el Dr. Hugo Concha.
El plagio indignó dentro y fuera de la UNAM. El 18 de enero de 2023, 33 universitarios dijeron en un comunicado que al conocerse el plagio de Esquivel la autoridad universitaria, “en cumplimiento de la normatividad institucional, constató la existencia del plagio y, en consecuencia del fraude académico cometido por dicha exalumna, lo que implica que no se cumplieron los requisitos esenciales para la titulación con el grado de Licenciada en Derecho… La exalumna en cuestión NO elaboró la tesis, la plagió, como ya han determinado nuestras autoridades, por tanto, no sólo incumplió con los requisitos esenciales para su titulación, sino que cometió un delito que había quedado oculto hasta ahora”. Entre los firmantes de ese documento había cuatro miembros del Consejo Universitario: Gabriela Delgado Ballesteros, Enrique Ruiz Velasco Sánchez, Griselda Gutiérrez Castañeda y Rosaura Martínez Ruiz.
Hubo muchas expresiones más de rechazo al plagio. En febrero de 2023, 171 profesores e investigadores de instituciones mexicanas y del extranjero recordaron que “la honestidad intelectual y la obligación de citar las fuentes que se utilizan” es indispensable dentro de los estándares académicos y consideraron que, debido a su comportamiento deshonesto, Esquivel debía renunciar como ministra de la Corte. Para entonces ya se sabía que, además de la de licenciatura, en su tesis de doctorado en la Universidad Anáhuac Esquivel cometió múltiples plagios.
El 20 de enero, el rector Graue había reiterado: “Existe una copia sustancial en la tesis” que presentó Yasmín Esquivel, y subrayó: “la falta de integridad académica que representa lo anterior no solo es inadmisible, sino que ha lastimado severamente a la UNAM y a las decenas de miles de estudiantes, académicos, tutores de tesis y egresados que empeñan y han empeñado un inmenso esfuerzo en cumplir a cabalidad, con ética y con rigor académico, con este requisito”.
El plagio de una tesis, afirmó el rector: “Es una conducta reprobable, una usurpación de ideas y talentos. Es un acto que pone en entredicho la ética y la moral de quien lo comete”. La UNAM, y su autoridad más relevante, no podrían haber sido más enfáticos para descalificar el plagio y la conducta de quien lo realizó.
El rector anunció que convocaría al Comité Universitario de Ética, que depende de la Comisión de Honor del Consejo Universitario, para que revisara el dictamen del Comité de la FES Aragón. Invitada a presentar pruebas en su defensa, la señora Esquivel envió el 13 de febrero la documentación que estimó pertinente. Pero al mismo tiempo, promovió acciones legales para impedir que la UNAM difundiera las resoluciones del Comité de Ética.
El asunto transitó de un tribunal a otro durante casi dos años. En ese litigio judicial no estaba en juego la autenticidad de la tesis de Esquivel, sino el derecho de la UNAM para dar a conocer el dictamen de su Comité de Ética. El 16 de diciembre de 2024 la UNAM informó que un Tribunal Colegiado le notificó que debía “dejar sin efecto cualquier acto o procedimiento que vulnere los derechos de la hoy Ministra de la Suprema Corte de Justicia, Yasmín Esquivel”. Aunque consideró que es “una interferencia flagrante e inadmisible a la autonomía y la legislación universitarias”, la Universidad acata esa resolución.
Con un artificio judicial, la señora Esquivel privó a la Universidad Nacional del derecho a difundir la resolución de su Comité de Ética. Esa es la consecuencia del fallo del Quinto Tribunal Colegiado federal en Materia Administrativa. Cuando dio a conocer esa medida, Esquivel volvió a mentir. Dijo, en un comunicado: “Los tribunales locales y federales, escuchando a las partes, han determinado que la autora de la tesis es Yasmín Esquivel Mossa, y que no se le puede instaurar procedimiento alguno… nunca existió plagio alguno en la tesis de licenciatura…”. Pero la sentencia judicial no resolvió sobre la autoría de la tesis, sino acerca de la publicación de la resolución de la Universidad sobre este caso. La UNAM encontró y expresó, desde hace dos años, que Yasmín Esquivel plagió, en su tesis de licenciatura de 1987, la tesis del exalumno Edgar Ulises Báez.
Ese plagio, que no es presunto, ni supuesto, quedó puntualmente demostrado. Fue tan ostensible, y resulta de tal manera oprobioso, que en otras condiciones su autora tendría que haberse retirado después de ofrecer disculpas. En vez de ello, podría ser presidenta de la Corte.