José Woldenberg
Reforma
22/10/2015
El 17 de noviembre tomará posesión un nuevo rector(a) en la UNAM; la institución de educación superior e investigación más importante del país. La fase de inscripción de candidatos se cerró y fueron 16 los universitarios que se registraron. La Junta de Gobierno está escuchando la opinión de la comunidad y en breve sabremos quién será el relevo del Dr. José Narro. Por ello, creo conveniente hacer públicas las razones por las cuales apoyo la candidatura del director de la Facultad de Economía, Dr. Leonardo Lomelí. Ventilar los motivos, las razones, las opiniones que los universitarios ofrecemos a la Junta no puede sino robustecer la conversación en la UNAM y la construcción eventual de un horizonte compartido.
El Dr. Lomelí es una persona acreditada y respetada por sus pares. Como economista e historiador ha publicado diversos libros entre los que destacan: Breve historia de Puebla; La política económica de México en el Congreso de la Unión 1970-1982 (con Emilio Zebadúa) y El Partido de la Revolución. Institución y conflicto (coordinado con Miguel González Compeán y del cual es coautor). En 2006 recibió el Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el Área de Docencia en Ciencias Económicas Administrativas y 3 años después el mismo reconocimiento pero en el área de investigación. Ha sido profesor de la Facultad de Economía durante los últimos 21 años y recibió la medalla Alfonso Caso como el egresado más sobresaliente de la maestría en historia. Forma parte del Sistema Nacional de Investigadores y ha dado clases en la Facultad de Filosofía y la Universidad Nacional Agraria La Molina de Perú.
Es posible, sin embargo, que los demás postulados tengan trayectorias académicas similares. Es apenas el piso mínimo que se les debe exigir a quienes pretenden ser rectores. Lomelí es además un conocedor agudo de lo que es y ha sido la institución y del contexto en el que la UNAM desarrolla su misión. Eso aparece con claridad en su programa de trabajo presentado a la Junta. Los tiempos del país -de recreación de un pluralismo político enconado en medio de déficits profundos en materia de crecimiento económico, cohesión social, Estado de derecho y vigencia de los derechos humanos- y los de la propia UNAM -una institución vigorosa, diferenciada, que requiere todos los días ponerse al día-, reclaman de alguien con diagnóstico y visión. Y eso es factible encontrarlo en las propuestas del Dr. Lomelí.
La Universidad es autónoma y no por capricho. Se requiere que las decisiones de la institución se tomen en sus propios circuitos de deliberación y ejecución, sin injerencias externas. Y el hoy director de la Facultad de Economía ha probado en los hechos que tiene y sostiene un compromiso indeclinable con esa condición.
No obstante, sabe también que la autonomía no es sinónimo de autarquía, porque eso convertiría a la UNAM en una isla improductiva sin puentes efectivos con su entorno. Ha construido fórmulas de comunicación con instituciones del Estado, asociaciones empresariales, colegios de egresados, organizaciones de la sociedad civil, y todas aquellas entidades y personas que pueden conjugar de manera productiva sus esfuerzos. Repito, sin perder jamás la capacidad de autogobernarse.
Por ello mismo es una candidatura que no polariza que no escinde. Puede ser poco conocida en algunas áreas de la monumental UNAM, pero las artes de gobierno que ha demostrado en una Facultad complicada, como lo es la de Economía, lo acreditan como una persona capaz de tender puentes de colaboración con corrientes y escuelas de pensamiento diversas y en ocasiones contradictorias. Una persona apta para generar proyectos incluyentes, necesarios en una institución caracterizada por su pluralidad no solo política sino de corrientes académicas.
Se trata de consolidar y potenciar el prestigio que la UNAM ha venido recuperando luego de la aguda crisis que vivió en 1999-2000. Y para eso se requieren algo más que buenas intenciones: conocimiento de la UNAM y sus tensiones, capacidad de gestión e inclusión y trato abierto y comprensivo con su natural diversidad. Si a ello sumamos que el Dr. Lomelí es el más joven de los candidatos además de «representar» a las ciencias sociales (desfavorecidas por no pocos en -y fuera de- la UNAM), creo que tiene las características necesarias para conducir por un buen sendero a una institución valiosa pero compleja.
Bueno, eso pienso yo. La faena difícil la tendrá que resolver la Junta de Gobierno.