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Elogio de lo que no se ve

José Woldenberg

No voy a escribir sobre el avance del PRI, el retroceso del PAN, las dificultades de las izquierdas, la elevada votación del Verde, la desaparición del PSD, el significado ambiguo del voto nulo. La catarata de artículos previos me permite mirar hacia otra parte. Voy a hacer un elogio de lo que no se ve.

Funcionarios de Casillas. Prácticamente se instalaron todas las casillas. Nos hemos acostumbrado a ello. Pero es necesario recalcar lo que eso significa: la noche previa a la elección los 139 mil 181 paquetes electorales se encuentran en los domicilios particulares de los presidentes de las mesas directivas de las casillas. Las boletas, actas, tinta, marcador de credenciales, urnas, mamparas, crayones, etcétera, necesarios para la jornada comicial, están en manos de ciudadanos que generosamente han aceptado realizar una labor fundamental: recibir y contar los votos de sus vecinos. Y todos cumplen. Parece magia. No lo es.

El IFE tuvo que contratar a 29,207 capacitadores-asistentes y supervisores electorales para que más de medio millón de ciudadanos, entrenados en sus domicilios, fueran funcionarios de casilla de manera eficiente el día de la elección. El procedimiento para inyectar confianza empieza con un sorteo, el de un mes del año. Y en 2009 fue julio, de tal suerte que los nacidos en ese mes y muy probablemente algunos de agosto, hasta llegar al 10 por ciento del padrón, fueron «insaculados». En total 7.8 millones. De los cuales fueron capacitados 2.5 millones y resultaron aptos 2.3. El 43.08 por ciento hombres y el 56.92 mujeres. Al final fueron designadas como presidentes, secretarios, escrutadores y suplentes 987,395 personas. Antes de la jornada se realizaron 227,376 sustituciones por muy diversos motivos (fallecimientos, cambios de domicilio, incapacidad temporal, no poder ausentarse del trabajo, por viaje o por negativa simple o por miedo complejo).

Al final los propietarios sumaron 556,724 y los suplentes 430,671. El día de la elección sólo fue necesario incorporar a 23,658 (4.25 por ciento del total) ciudadanos formados en la fila de votantes porque faltaba algún funcionario. Y sólo en 156 casos se trató del presidente. El 93.63 por ciento de los presidentes y secretarios fueron los sorteados y capacitados.

No se instalaron 41 casillas. El 0.03 por ciento, es decir nada.

Resultados preliminares. La noche de la elección me pasé un buen rato frente a la computadora. A través del Programa de Resultados Electorales Preliminares seguí la evolución de la votación nacional para diputados, pero también lo que sucedía en varios estados e incluso distritos donde competían algunos candidatos sobre los que deseaba conocer la «suerte» que habían corrido. Indagación morbosa. Al día siguiente, por pura curiosidad, me metí a la casilla donde había sufragado en la delegación Magdalena Contreras. Y ahí estaban los votos: 118 para el PAN, 69 para el PRI, 15 para el PRD, 15 para el Verde… y así. Un verdadero espectáculo.

Y como yo, cualquier persona en el mundo, no sólo en México, a través de internet, pudo seguir la evolución de los resultados de manera ininterrumpida, desagregada, transparente.

La operación es «sencilla» pero masiva, aprovecha los avances tecnológicos y es diseñada y operada por auténticos expertos. Y así funciona: los más de 139 mil presidentes de las mesas directivas de casilla, al finalizar los cómputos, deben dirigirse a los locales de las Juntas Ejecutivas Distritales del IFE, acompañados de los representantes de los partidos, para entregar los paquetes electorales que por fuera deben llevar las actas PREP (acta con los resultados de la elección). En cada una de las 300 Juntas se instala un Centro de Acopio y Trasmisión de Datos (CEDAT), en donde un equipo integrado por un coordinador, un supervisor, un verificador, un cotejador y 4 o 5 capturistas, reciben, checan y finalmente transmiten los resultados, tal y como van llegando, al Centro Nacional de Recepción de Resultados Electorales Preliminares (CENARREP). El IFE instala dos CENARREPS, uno activo y el otro «por si las moscas». Dichos Centros trabajan con una computadora de tal magnitud que va procesando de manera inmediata toda la información y la coloca directamente en internet.

Los miembros del Consejo General del IFE, el presidente de la República, los líderes de los partidos, un ocioso en Oklahoma o en Nairobi, usted y yo, podemos ver al mismo tiempo -sin ningún filtro más que el de la consistencia de las actas- cómo se van agregando los resultados por distrito, estado, circunscripción y a nivel nacional. No hay privilegio alguno para nadie. La información es pública, clara, cotejable y totalmente desagregada (un partido con sus copias de las actas puede, en sus oficinas, comparar los resultados que aparecen en la pantalla del PREP).

Se trata de dos rutinas que involucran a miles de personas y de las que depende la buena marcha de la jornada electoral. Y los resultados están a la vista.