Raúl Trejo Delarbre
La Crónica
29/01/2018
Hay de todo entre los candidatos independientes: ciudadanos que quieren hacer política más allá de los partidos, ex militantes en busca de puertas que no hallaron en otros sitios, ambiciosos y simuladores, ociosos y despistados. Entre ellos hay gente honesta y no pocos tramposos.
Las candidaturas independientes no son el remedio para los defectos de nuestra democracia y parten de dos imposturas. En primer lugar, la suposición de que se puede hacer política electoral sin partidos. La independencia es una etiqueta pero también una simulación. Todos, en política, están interrelacionados con algunos o muchos más. Aunque haya quienes se dicen independientes porque no forman filas en los partidos existentes, para hacer política deben tener estructura, recursos económicos, adherentes.
De allí el segundo engaño, que establece una artificial distinción entre “ciudadanos” y “políticos”. Todos los políticos son ciudadanos. Todos los ciudadanos que se involucran en asuntos públicos son, de una u otra manera, políticos. Así como los políticos profesionales no son todos iguales, entre los candidatos independientes (en rigor, todavía, aspirantes a ser tales candidatos) hay individuos en busca de lucro personal, lo mismo que políticos sin partido pero con prácticas y quizá proyectos distintos de los que han sido habituales.
Es sorprendente que haya 48 personas que se consideraron capaces de reunir las 866 mil 593 adhesiones que se requieren para obtener el registro como candidato presidencial sin partido. Casi todos siguen siendo desconocidos más de cien días después de que comenzó el periodo para recabar apoyos. En el corte publicado este fin de semana, se puede apreciar que tres de esos 48 no obtuvieron una sola firma, dos más juntaron cinco y otros dos, seis firmas. 30 de esos 48 ciudadanos han reunido menos de mil firmas cada uno. Otros 9, presentaron menos de diez mil. Otros tres llevan 49 mil, 68 mil y 81 mil, en números redondos, que representan entre el 5.6 por ciento y el 9.3 por ciento de los más de 866 mil apoyos necesarios. Los seis restantes son quienes han recibido atención en los medios. No nos ocupamos aquí de sus propuestas y perfiles, sino de las adhesiones que dicen haber reunido.
El gobernador de Nuevo León, actualmente con licencia, ha presentado más de un millón 800 mil firmas, es decir, más del doble de las necesarias. No ha asegurado la candidatura porque entre las firmas entregadas debe incluir el apoyo de al menos uno por ciento de los electores en por lo menos 17 entidades federativas. Hasta hace una semana, según el que hasta ayer era el informe más reciente de “dispersión” de apoyos, Rodríguez tenía los votos necesarios en 12 estados y contaba con más del 75 por ciento en siete más.
La autenticidad de las adhesiones a cada candidato debe ser certificada por el Instituto Nacional Electoral. Un respaldo puede ser anulado si el ciudadano que lo otorga ya apoyó antes a otro precandidato, si el registro en el padrón electoral causó baja o si se emplean credenciales falsas. La recolección de apoyos para los aspirantes a diputados federales terminó el 17 de diciembre, para los precandidatos a senadores el 21 de enero y para precandidatos presidenciales concluirá el 19 de febrero.
El INE ha proporcionado todos los días el avance tanto en la recolección de firmas como en la verificación de los datos de quienes respaldan a cada candidato. Gracias a que el registro de adhesiones se realiza a través de una aplicación para teléfonos celulares, la autoridad electoral tiene información constante de esos apoyos y el cotejo con el padrón electoral se hace con rapidez. El INE sabe qué persona, de entre los auxiliares que registró cada precandidato, levantó cuántos y cuáles registros.
De las casi un millón 800 mil firmas enviadas por la campaña de Jaime Rodríguez, el INE hasta ahora ha avalado algo más de un millón, es decir el 57.2 por ciento. El porcentaje de firmas aprobadas para ese candidato ha sido similar, todos los días, en las semanas recientes: el 27 de diciembre, un mes antes del informe del cual tomamos estos datos, las adhesiones aprobadas eran el 55.6 por ciento. Ese aspirante ya reunió el número de apoyos necesario para obtener la candidatura. Pero más de cuatro de cada 10 firmas que entregó han sido rechazadas. No podemos afirmar que El Bronco envió 800 mil registros adulterados, pero el porcentaje de firmas aún no admitidas es muy grande.
¿Qué hará la autoridad electoral si, al terminar la recolección de adhesiones y la verificación correspondiente, encuentra que hay aspirantes a candidaturas presidenciales que tienen firmas suficientes y que fueron auténticas pero que además enviaron centenares de miles de apoyos falsos? Allí habría un delito electoral, sin duda. Eso, con toda certeza, ocurrió también en la recolección de firmas para los candidatos a legisladores federales.
Margarita Zavala Gómez del Campo había entregado hasta antier un millón 257 mil firmas y tenía el uno por ciento necesario en ocho entidades. En otros ocho estados llevaba más del 75 por ciento de los respaldos que hacen falta, así que muy posiblemente cubrirá todos los requisitos. De esas adhesiones el INE ha avalado el 65.8 por ciento. Es decir, quizá la tercera parte de sus apoyos fueron irregulares o falsos.
La candidatura de Armando Ríos Piter ha sido la sorpresa de este nuevo año porque, ya avanzadas las precampañas, en menos de cuatro semanas sus adhesiones se triplicaron y superó la cantidad necesaria. El 27 de diciembre de 2017 ese aspirante llevaba 465 mil firmas y un mes después tenía más de un millón 200 mil: crecieron en 164 por ciento. En ese lapso, los respaldos para Jaime Rodríguez aumentaron 42.6 por ciento, los de Margarita Zavala 90 por ciento, los de María de Jesús Patricio, la aspirante zapatista, 55 por ciento y los de Pedro Ferriz de Con 96 por ciento. Hasta ahora, de las firmas entregadas por Ríos Piter el INE ha aceptado el 64 por ciento. Hace una semana ya reunía las cantidades mínimas en 15 entidades y tenía más del 90 por ciento de los respaldos necesarios en otras cuatro. Sin embargo hay datos extraños en esa campaña.
De los seis aspirantes con más adhesiones (con la excepción de uno, al que nos referiremos a continuación) Ríos Piter es quien menos auxiliares activos ha tenido. La campaña de Rodríguez ha contado con más de 13 mil 800 auxiliares que han enviado firmas recabadas entre los ciudadanos, la de Zavala ha tenido casi 12 mil 500, Patricio tiene 4 mil 715 colaboradores y Ferriz casi 3 mil 200. Ríos Piter cuenta sólo con 2 mil 141 pero algunos de ellos notablemente eficaces. De entre los auxiliares de todos los aspirantes, Ríos Piter ha tenido al más activo. No sabemos su nombre pero ese asistente del senador guerrerense obtuvo, hasta hace un par de días, 55 mil 289 adhesiones. Se trata de un promedio de 537 respaldos diarios. Cada registro debe incluir la foto del ciudadano y su firma, además de la foto de la credencial de elector por ambos lados. Si ese auxiliar estrella trabajó 16 horas diarias, tuvo que haber recolectado 34 de esos registros cada hora. Todo ello, sin contar el tiempo que es preciso invertir para recorrer calles, tocar puertas y convencer a los posibles adherentes. Qué maravilla.
La mayor cantidad de irregularidades se puede advertir en la campaña de Edgar Ulises Portillo Figueroa, un profesor de la Universidad Autónoma del Estado de México que hace un par de décadas trabajó con Manuel Camacho y Marcelo Ebrard y que tiene un doctorado en Ciencias Políticas en la UNAM. El doctor Portillo ha recabado 705 mil 738 firmas pero hasta ahora sólo 26 mil 740 han sido reconocidas como válidas. Es decir, el INE únicamente ha aceptado el 3.8 por ciento de esas adhesiones.
Portillo ha contado sólo con 120 auxiliares, de los cuales el más diligente ha logrado 78 mil 330 registros. Se trata, con los parámetros mencionados antes, de 48 firmas por minuto. Además de ese prodigioso respaldo el doctor Portillo tuvo la suerte de que, en un mes, sus apoyos crecieran un 275 por ciento.
La modesta campaña de Marichuy Patricio, como le dicen sus simpatizantes, ha sido notoriamente uniforme. No alcanzará los respaldos necesarios a juzgar por los menos de 190 mil que lleva (22 por ciento de los que hacen falta). Pero la tasa de apoyos admitidos hasta ahora por el INE, que asciende al 94 por ciento, revela una gran pulcritud en la recolección de firmas por parte de esa aspirante.
El locutor Pedro Ferriz de Con llevaba este fin de semana algo más de 173 mil adhesiones, es decir la quinta parte de las que necesita. De ellas, sin embargo, sólo había sido admitido el 40 por ciento. Dicho de manera más clara, seis de cada diez respaldos presentados por Ferriz han sido descartados hasta ahora. Ferriz se queja de posibles fraudes en la recolección de apoyos para otros candidatos (y seguramente los hubo, como hemos visto) pero su campaña no ha sido de las más pulcras a juzgar por el bajo porcentaje de adhesiones aceptadas.
Ferriz se ha inconformado con la aplicación que se emplea para recabar firmas y fotos en teléfonos celulares. Con esa misma aplicación la señora Patricio ha reunido más respaldos que él. Habituado a la demagogia, Ferriz comparte muchos de los rasgos de la vieja cultura política mexicana aunque ha querido mostrarse como si fuera distinto a ella. Repite uno de los peores defectos de los políticos tradicionales que es la renuencia para aceptar las derrotas. Con la misma impudicia de quienes rechazan los resultados electorales cuando no les convienen, Ferriz le echa la culpa de su fracaso a un programa informático.
Hay de todo, sí, entre quienes son o se dicen independientes. Se advertirán más esos contrastes cuando la autoridad electoral dé a conocer quiénes de los precandidatos cumplieron, y de qué manera, con otro requisito legal que es la presentación a tiempo de sus informes financieros.