José Woldenberg
El Universal
29/09/2020
¿Cuál será la formación de los partidos en las próximas elecciones de 2021? El proceso electoral ha comenzado, pero existen muchas preguntas. ¿Habrá coaliciones? ¿Cuántas? ¿Quiénes las integrarán? En 2018 nueve partidos formaron tres coaliciones, cada una con tres. ¿Qué sabemos? Van algunos apuntes.
En los comicios de 2018 siete de los nueve partidos contendientes refrendaron su registro, es decir, obtuvieron más del 3% de la votación. En 2020, como marca la ley, se abrió una etapa para el registro de nuevas organizaciones. El INE otorgó el registro a una (Encuentro Solidario) y otras están en litigio en el Tribunal.
En los días en que se discutió en los medios y las redes la posibilidad de registro a nuevas agrupaciones apareció una pulsión anti partidos bien aceitada. Por ello hay que recordar que es una garantía constitucional que aquellos ciudadanos que no se sientan representados por ninguna de las formaciones políticas existentes puedan construir su propia opción. Lo que hace el INE es solo revisar si cumplen con los requisitos legales. No se trata de que la mayoría de los ciudadanos estén de acuerdo con cada uno de los partidos (quizá ninguno alcanzaría su registro), ni siquiera que cuenten con un respaldo espectacular, sino solamente que logren un apoyo significativo (0.26% de afiliados en relación al padrón), que deberán multiplicar en las elecciones alcanzando por lo menos el 3% de la votación (si votan 50 millones, por lo menos 1.5 millones de votos). Así que en las elecciones de 2021 por lo menos estarán en las boletas 8 partidos y un número indeterminado de candidatos independientes.
1.Al parecer Morena, PT y PVEM forjarán una coalición. Lo han anunciado y no sería sorpresa. 2. El “nuevo” partido, por mandato de ley, tendrá que ir solo. 3. Movimiento Ciudadano anunció que irá también en solitario. 4. Veremos que deciden los otros tres partidos (PRI, PAN, PRD): pueden ir cada uno por su lado o forjar coaliciones.
Al parecer habrá una fragmentación del voto mayor que en 2018. ¿A quién beneficia? No es novedad. A la mayoría o a la minoría más grande. Puesto que un buen número de cargos son uninominales (gobernadores, presidentes municipales, 300 diputados federales y los legisladores uninominales en los estados), gana aquel que obtenga la mayoría de votos, aunque esa mayoría sea relativa (como se sabe, entre nosotros no existe la segunda vuelta).
La fragmentación de las opciones electorales se puede aminorar con la forja de coaliciones, como sucedió en los comicios de 2018. El problema de esas operaciones para los coaligados, como se vio, es que en ocasiones las coaliciones no son mecánicamente una suma. Por ejemplo, en 2018 el PRD alcanzó el 5.27% de los votos para diputados y senadores, pero solo 2.83% en la elección presidencial. Lo que indica que un porcentaje importante de votantes perredistas no lo hicieron por el candidato presidencial -panista- postulado por su partido.
Así que para las oposiciones al gobierno no pinta muy halagador el panorama. Según diversas encuestas el desencanto con la actual administración crece lentamente. Pero no necesariamente hay una traducción mecánica de ese desafecto en la votación y la representación. El malestar puede fragmentarse entre diversas opciones y las coaliciones no garantizan -aunque creo que incrementan la posibilidad- triunfos, porque los partidos no tienen a sus potenciales electores en la bolsa.