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El debate público

Marxismo de hace 600 años

 

 

 

Ricardo Becerra

La Crónica

23/12/2018

 

En una librería de viejo encontré una maravilla, de esas que sólo el Fondo de Cultura Económica nos puede proveer. Es una Introducción a la Historia Universal debida a un antiguo sabio del mundo árabe: Abd al Rahman ibn Jaldun-Abenjaldún.

Es una gorda investigación sobre los orígenes de los bereberes, arameos, asirios, persas, judíos, griegos, turcos, árabes por supuesto y varios pueblos y linajes más. Y aunque alaba cada que puede al Dios misericordioso, su historiografía comienza con una declaración de principio: “La historia no es sólo un relato de los sucesos, las hazañas y la fundación de imperios… es la investigación cuidadosa de porqué suceden”.

Todo parece indicar que su trabajo fue uno de los más vastos de aquellos siglos (nació en 1332), fruto de consultas trashumantes que incluyen bibliotecas de su natal Túnez, Alejandría, El Cairo, Sevilla y Andalucía.

Y no era modesto: “He creado un método novedoso en el campo de la historiografía… tratando de entender lo relativo al progreso y la civilización he hecho comprender las causas de los acontecimientos y dado a saber por qué vía, los fundadores de imperios inician su carrera. El lector ya no se encontrará en la obligación de aceptar a ciegas los relatos que se le presentan, podría ya conocer debidamente la historia de las edades y de los pueblos que le han precedido; sería capaz incluso de prever lo que podría surgir en el futuro”.

De ese tamaño es su ambición: dudar de todo lo que se ha contado y encontrar el hilo conductor que ha seguido la civilización. Según el antiguo filósofo, son tres ejes los que explican las cosas de la historia: el nacionalismo, la solidaridad (étnica, tribal o de parentesco) y la economía, que adivina Jaldún, resulta el motor o el telón de fondo fundamental.

Su libro consta de seis capítulos dedicados a asuntos tales como la sociedad humana, al medio físico, geografía, las formas de gobierno, los oficios, la división del trabajo y los modos de vida de la humanidad estudiada por él. Todo sin prejuicio religioso y tamizado por un lente económico-material.

“Existen patrones comunes en la vida, ascenso o extinción de los pueblos”, y esos patrones han de encontrarse “en el sustento del hombre y las novedades que trae consigo el dominio de lo que es natural al que los hombres dedican sus esfuerzos, sus oficios y su técnica”.

En este sentido su Historia Universal es considerada la primera historia de la tecnología y la primera observación acerca de cómo el cambio técnico modifica “costumbres, usos, modalidades, conductas, opiniones, sentimientos religiosos y todas las características en la sociedad humana”.

Allí lo tienen: 500 años antes, conectado con la teoría del cambio técnico que es, quizás, una de las (pocas) cosas que sobreviven del pensamiento marxista: las relaciones entre tecnología, beneficio, poder y derechos de propiedad.

Pero el árabe es todavía más interesante, pues su visión del cambio histórico no está centrado en las hazañas de héroes o imperios, sino en los “sucesos que se agolpan y en conjunto forman algo nuevo”. O sea en los procesos de la “larga duración” que el formidable Fernand Braudel articuló en su Civilización material y capitalismo.

Como quería Jaldún, el francés del siglo XX también subrayó: “Lo que nos interesa aquí es la lenta acumulación de fuerzas transformadoras, en su mayor parte invisibles, casi siempre impredecibles, que, tarde o temprano, acaban convirtiendo una época en otra distinta. Nadie que viviera en 1480 podía reconocer el mundo de 1530, 50 años después; un mundo de Naciones-Estado, la ruptura de la cristiandad, la expansión europea hacia Asia, el descubrimiento de las Américas, la revolución de Gutenberg en las comunicaciones. Tal vez fue la mayor línea divisoria histórica de todos los tiempos, al menos en Occidente”.

Última cita, de nuevo del sabio tunecino: “en su verdad profunda, la historia es un examen y una verificación, una indagación precisa de las causas y los orígenes de los seres, un conocimiento profundo del cómo y del porqué de los hechos reales… Las diferencias entre los grupos sociales dependen esencialmente de las diferencias que existen entre sus modos de vida económica”. Un eco marxista venido desde hace seis siglos.

¡Feliz Navidad!