Raúl Trejo Delarbre
La Crónica
01/11/2021
La propaganda oficial quiere aparentar que la pandemia está controlada. “Misión cumplida”, proclama acerca de las vacunas aplicadas. Ese artificial optimismo se sustenta en la adulteración y el encubrimiento de información. El viernes 29 la Secretaría de Salud comunicó que, desde que comenzó la pandemia, se registraron 287 mil 951 defunciones por Covid-19. Es mentira: los muertos por esa causa están llegando a 550 mil.
Lejos de haber cumplido, nuestro gobierno ha sido perseverantemente negligente en la atención de la pandemia. Por eso México está entre los países con más víctimas. En contraste con los 288 mil decesos que atribuye a Covid-19 la misma Secretaría de Salud informó el 4 de octubre, en un documento menos publicitado, que durante la pandemia México ha tenido más de 595 mil defunciones en exceso. Al menos 426 mil de ellas fueron consecuencia de Covid-19. Pero no son esas las cifras que el gobierno difunde todos los días.
El INEGI dio a conocer el 28 de octubre su esperado informe sobre las defunciones ocurridas en 2020. El boletín de prensa y las notas que publicaron los medios dijeron que la Covid-19 fue la segunda causa de muertes, con 200 mil 256 fallecidos. Un mayor número de defunciones (218 mil en números redondos) habrían sido ocasionadas por enfermedades cardíacas y en tercer lugar estarían 151 mil decesos por diabetes mellitus. Sin embargo un Anexo del informe contabiliza las defunciones en exceso durante 2020, es decir, las que rebasaron la cantidad que se podía haber esperado, en comparación con años anteriores, de no haber ocurrido la pandemia. Los datos de defunciones en exceso han sido empleados para evaluar las consecuencias de la pandemia en todo el mundo.
El INEGI encontró que tuvimos 327 mil defunciones en exceso. De ellas, más de 60 mil fueron clasificadas como resultado de enfermedades del corazón, 30 mil 400 como diabetes y 26 mil 600 como neumonía e influenza. La mayor parte de esas muertes ocurrieron entre mayo y agosto de 2020, en una de las etapas más difíciles de la pandemia. Se puede estimar que esas defunciones, aunque hayan sido registradas como consecuencia de problemas cardiacos, diabetes o neumonia, se debieron a Covid-19. Es decir, los fallecimientos por el virus en 2020 no fueron 127 mil como decía en enero pasado la secretaría de Salud, ni 200 mil como informaron ahora el INEGI y los medios, sino cerca de 326 mil.
El Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington, en Seattle, lleva un escrupuloso seguimiento de la evolución de esa enfermedad en todo el mundo. A comienzos de 2021 estimaba que en México habíamos tenido 275 mil defunciones por Covid-19. Ayer 31 de octubre, el cálculo de víctimas en México llegaba a 533 mil. Se trata de 426 muertos por cada 100 mil habitantes, una de las tasas más elevadas en América y el mundo. Todos los datos que siguen son de esa institución.
Hemos tenido la peor pandemia, si se le compara de acuerdo con la cantidad de defunciones, sólo después de otros tres países en este continente. En Bolivia llevan 800 muertos por cada 100 mil habitantes. En Perú, 644. En Ecuador, 484. Los mexicanos fallecidos, de acuerdo con esa correlación, han sido 426.
Esa cifra en México ha sido peor que en Honduras (363) y que en Venezuela (356). Los muertos de Covid-19 por cada 100 mil habitantes han sido 290 en Colombia, 289 en Brasil, 275 en Argentina, 261 en Estados Unidos, 208 en Chile y apenas 150 en Costa Rica.
Nuestras 426 víctimas son superadas por Bulgaria en donde han tenido 598 fallecimientos por cada 100 mil, en Lituania son 551, en Armenia 483, en Bielorrusia 450 y en Namibia 425. En ese grupo de países, los más golpeados por la pandemia, está México.
En nuestro país las pruebas de Covid-19 han sido escasas y en algunos momentos, inaccesibles. Todavía hoy, cuando es clarísimo que se necesitan pruebas para diagnosticar nuevos brotes, en México se hacen menos de 20 pruebas diarias por cada 100 mil habitantes. Estados Unidos hace 502, Chile 279, Uruguay 235, Brasil 65 pruebas diarias por cada 100 mil habitantes. Aquí, menos de 20.
Hemos sido vacunados 74.5 millones de mexicanos. Para presumir de esa vacunación, el gobierno muestra porcentajes sobre la población mayor de 18 años y no toma en cuenta a quienes tienen el esquema de vacunación completo, que son 60.3 millones. En realidad, solamente el 47.9% de los mexicanos tiene la vacunación completa.
Si se le compara con el avance de la vacunación registrado en otros países por el citado Institute for Health Metrics and Evaluation (que ayer apenas indicaba una vacunación de 41% en México) no hay demasiado qué festejar. Chile tiene una vacunación de al menos 83%, Panamá 62%, Costa Rica y Ecuador 58%, Argentina 57%, Brasil 51%.
Decir que la vacunación es misión cumplida resulta doblemente engañoso. Faltan decenas de millones por vacunar y quienes escuchen esas expresiones triunfalistas pueden creer que la pandemia ha sido superada.
La eficacia de las vacunas comienza a declinar y en muchos países (entre ellos Argentina, Bolivia, Chile, Honduras y Uruguay) ya se inoculan dosis de refuerzo. Por otra parte en Chile, Cuba, El Salvador y Estados Unidos, entre otras naciones, se vacuna a los menores de 18 años. Aquí el secretario de Salud, en contra de la opinión científica que se abre paso en todo el mundo, dice que él no vacuna a sus nietos. Eso se llama populismo médico. O, bueno, populismo y demagogia a secas.