Ricardo Becerra
La Crónica
07/02/2021
No hay proceso más necesario, esperanzador y con tantos ingredientes estratégicos que la vacunación universal contra la enfermedad del Covid. Aquí un recuento de algunas tensiones.
1.- La omnipresente inequidad. Los países ricos han hecho valer su posición y con el 16 por ciento de la población del globo, han contratado y dispuesto para sí, al 60 por ciento del total de las vacunas que se producirán este año. Ese solo hecho explica porque los países “en desarrollo” no culminarán su vacunación mucho después
Si todos esos compromisos cruzados con las farmacéuticas llegan a buen término, Estados Unidos, Canadá, China y Europa tendrán dentro de un año más dosis de las que necesitan para inmunizar a su población. El juego fue este: nadie quiso arriesgarse a quedarse corto con las vacunas. Seguramente acabarán sobrando, pero lo sabremos en las postrimerías del año. Será entonces que regresará el altruísmo de las potencias para donar los sobrantes al mundo pobre. Gracias.
2.- El mecanismo Covax facility, es una de esas iniciativas surgidas desde los organismos multilaterales (OMS), la sociedad civil y centros de investigación que desde junio del año pasado alcanzaron a ver el bosque: si no hay vacunas en el mundo en desarrollo, el problema pandémico no quedará resuelto y han realizado cruces y contratos asequibles a nombre de países con recursos escasos. El punto es que si todo sale conforme al plan, a finales de 2021 alcanzará al 20 por ciento de la población, unos mil 293 millones de seres humanos (aun lejos de las 6 mil 468 millones de dosis necesarias en tales naciones).
3.- Vacunas y variantes. El descontrol de la epidemia en países como Estados Unidos, México, Inglaterra o Brasil, en realidad, han regalado un enorme jardín de niños al nuevo coronavirus para que se reproduzca, se recree y reconfigure de lo lindo, miles de millones de veces, para esculpir nuevas versiones de sí mismo, más letales por eficientes (más contagiosas). De modo que los rezagos en la vacunación le están dando un tiempo precioso para mutar, con el problema añadido de que las propias vacunas pierden eficacia frente a esas nuevas configuraciones del bicho. Un ejemplo: la vacuna más práctica y asequible (Johnson and Johnson) de New Jersey, que ya trascendió la fase III, tiene una eficacia de 72 por ciento en Estados Unidos, pero solo de 57 por ciento en Sudáfrica, porque la nueva variante del virus ya es dominante en ese confín del mundo.
4.- Gatacca: a la complejidad de dominar la epidemia (médicos exhaustos, confinamientos masivos, freno a la actividad económica, persuadir comportamientos, usar el cubrebocas, la realización de milllones de pruebas) se agrega ahora la necesidad de identificar al bicho en cada región, o sea, saber su secuencia genética para reconocer si estamos ante la configuración original o ante una mutación, un cúmulo de ellas, una nueva variante. https://tinyurl.com/1so25sqf. Es decir, los sistemas de salud deben sofisticar las pruebas para saber cuál es el SARS-CoV-2 dominante que infecta ahora mismo a sus poblaciones. No sólo más pruebas, sino también secuenciación, pruebas de mayor sofisticación y no todos los países cuentan con la misma capacidad.
5.- Israel: el egoísmo fructífero. Lo hemos discutido en esta columna: Israel será el primer país que venza al coronavirus porque habrá vacunado al 70 por ciento de su población muy pronto (la meta de la inmunidad colectiva). Lo hará, porque alcanzó dos acuerdos -uno malo y otro bueno- con Pfizer. Compró al doble de su precio las dosis necesarias, lo que desencadenó una carrera alcista que está pagando todo el mundo y que tiene a Europa patas arriba. Por mucho que seas Francia, España o Canadá, las vacunas no llegan por esa nueva ronda de negociaciones y contratos sin cumplir.
Pero Israel llegó también a otro trato: pone a disposición de la farmacéutica los datos de su población vacunada, dado su eficiente sistema de expedientes médicos digitales y personales. De modo que Israel es ahora mismo un gran laboratorio humano que está comprobando y monitoreando los efectos de la vacuna a gran escala en una población real. Gracias a eso, en abril contaremos con información acerca de las posibilidades de re-contagio de un vacunado, cual es el tiempo más idóneo para aplicar la segunda dosis, en qué medida reduce los riesgos según las edades y las comorbilidades, y un largo etcétera de información científica de gran valor, especialmente ahora.
7.- Autosabotaje progresista. ¿Cuál es el modo de desplegar una gran campaña de vacunación? Bueno, pues hay países, estados y ciudades que han incluido tal cantidad de requisitos -características de las personas, datos y más datos, herramientas de inscripción- que ralentizan un proceso urgente. En Estados Unidos el asunto es ya evidente (https://tinyurl.com/2rvxjmt4) mientras que en Florida la vacunación avanza batiendo todos los récords con el sencillo procedimiento de presentar el carnet que demuestre tu edad y desnudar tu brazo, en California o Nueva York, los avances son desesperantes por la cantidad de premisas y normas, tratando de cubrir todos los derechos y/o todas las necesidades clientelares (edad, comorbilidades, residencia, discriminaciones posibles, datos de registro, cédula, incorporación a un sistema, etcétera) que debes cubrir antes de enfrentarte con la aguja. La vacunación exquisita, de muchos procesos no parece buena idea, menos ahora.
8.- Jurisprudencia vacunal. Y mientras tanto, en varias partes del mundo, los jueces y abogados se cuelan en el proceso sanitario. Ya son varios casos en los que personas -adultos mayores- o quienes están a cargo de su cuidado, se niegan a la vacunación, lo que ha sido controvertido por terceros, por ejemplo, por las autoridades que administran asilos de ancianos. Se entiende: no pueden responder por la salud o la vida de un interno si este no recibe su dosis protectora. En Suecia y en España (véase https://tinyurl.com/1tbhqw8j, ante la negativa de familiares necios, los jueces han debido intervenir con sendas sentencias para convertir en obligatorio la aplicación de la vacuna «nada es más urgente que salvar una vida» y no existe tal cosa como la libertad para exponer o infringir un daño a un ser querido dejándolo sin vacunación.
Buena lógica en medio del pandemonium… la panvacunación.