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El debate público

Plusvalía y posverdad

Ricardo Becerra

La Crónica 

11/12/2016

Fueron vecinos de estas páginas (los periodistas Raúl Trejo y Francisco Báez) quienes desmenuzaron el significado de la novísima palabreja “posverdad”. Creer barbaridades (el Gobierno de la Ciudad de México prepara una gran expropiación, por ejemplo), mentira, afirmación que nos se demuestra y no obstante “conecta” con la emoción o las creencias de muchos. La falsedad moldeando su percepción y decisión.
Pues bien: durante la semana que termina, una posverdad alcanzó inusitado rating. Primeras planas, noticieros de televisión y radio, comentaristas de todo orden, incluso diputados constituyentes, se dedicaron a circular cantidad de posverdades en torno al artículo 7 referido a la regulación del suelo. Es el primer artículo que desata una discusión apasionada y pública en torno a la Constitución de la Ciudad de México y que, de paso, mostró la enorme relevancia de ese proceso político. Pero la cosa avanzó “del lado malo” y por eso creo, vale la pena explicar el sentido de este artículo que por fortuna, ya encontró una redacción más clara. Veamos.
1) ¿Existe la plusvalía urbana? Existe y tiene varias acepciones. La obvia: incremento del valor de un inmueble. Usted lo compró a 1 millón y años después lo vende a millón y medio. Se valorizó.
Hay otra definición: incremento del valor de un predio, por causas que están fuera del predio. O sea: no porque se embelleció, porque mejoró el material de construcción, porque agregó una alberca, sino porque ocurrieron cosas en su entorno que lo hacen más atractivo, y por lo tanto más caro. Ésta es la definición a la que alude el artículo de marras: valor añadido que no proviene del esfuerzo o la inversión del dueño, sino de la inversión pública ejecutada con los impuestos de todos.
2) ¿Es una ocurrencia del Jefe de Gobierno o del grupo que redactó la propuesta constitucional? Resulta que la recuperación de plusvalías es un instrumento acreditado en Colombia y en Brasil, en Londres, París y en Nueva York. El Centro Lincoln de Boston (probablemente la máxima autoridad mundial en materia de suelo urbano) escribe: “…es un instrumento cada vez más generalizado para la modernización de la infraestructura de las Ciudades y una de las fuentes potencialmente más poderosas para el cambio” (http://www.lincolninst.edu).
3) ¿Por qué es un instrumento cada vez más utilizado? Por recomendaciones de organismos internacionales como la OCDE (tan poco sospechosa de comunista); porque construye una fuente sana y permanente de financiación de la infraestructura; por equidad fiscal y porque en la balanza del desarrollo urbano, la Ciudad siempre pierde, cada vez se densifica más, es sujeta a presiones por servicios públicos cada vez mayores que en ocasiones no puede pagar. Este hecho contrasta con la evidencia diaria de edificios, rentas y construcciones que son, por el contrario, cada vez más caras y que a su merced se amasan enormes fortunas privadas por el (necesario) desarrollo inmobiliario.
4) ¿A quienes se aplica esta recuperación de plusvalías? Aquellos que pueden articular grandes proyectos y por lo tanto, crean grandes presiones en el entorno urbano. Se trata de establecer una especie de derecho, contribución o aprovechamiento (los abogados bautizarán) para los desarrollos que producen o van a producir una nueva demanda sustantiva de agua, alcantarillado, luz eléctrica, transporte público, vigilancia y un largo etcétera en servicios.
5) ¿No es un doble impuesto, no se resuelve con un predial mejor calculado? El predial es un impuesto de superficie y construcción. La idea de la recuperación de plusvalía es más amplia, moderna y equitativa, porque los instrumentos fiscales convencionales (como el predial) no son atentos a la forma ni a los costos de proporcionar infraestructura urbana, y son indiferentes a la manera en que los beneficios de grandes desarrollos se privatizan. Subrayo: se trata de habilitar a la Ciudad para tomar una parte (sólo una parte) del incremento del valor del suelo que ha sido generado por acciones ajenas al propietario. El propietario, legítimamente, ahora posee un predio o inmueble más costoso, se ha beneficiado, ha ganado sin invertir nada. Es justo que esa riqueza nueva sirva para seguir modernizando la infraestructura de la Ciudad (véase Azuela, A. Configuraciones 41 www.ietd.org.mx).
Como ven estamos ante un mecanismo con el que ganan todos. Se trata de nuevos recursos etiquetados a la infraestructura. Se trata de que los desarrolladores ganen, sí, pero también que gane la Ciudad de los esfuerzos que ella misma despliega.
Así que: abusados con la posverdad.