José Woldenberg
Reforma
09/06/2016
1. No recuerdo campañas con más descalificaciones. Se acusaron de todo. De lo cierto, lo incierto y lo inventado. Ese terreno lodoso deja su estela: han logrado incrementar el descrédito colectivo. Creen que están en un «juego de suma cero», que lo que pierde uno lo gana el otro, cuando el resultado neto es que todos pierden en el aprecio público.
2. La jornada -en términos generales y salvo incidentes menores- volvió a transcurrir de manera ejemplar. Cientos de miles de ciudadanos -funcionarios de casilla- recibieron y contaron el voto de sus vecinos y millones votaron en orden y en paz.
3. En donde se eligió gobernador la participación fue considerable. Fluctuó entre el 44.31 por ciento (Sinaloa, la más baja) y 59.66 (Hidalgo, la más elevada). En Baja California, en donde solo se eligieron alcaldes y Congreso, los votantes fueron el 33 por ciento de los potenciales. Y en la Ciudad de México votó el 28 por ciento de la lista. Sin embargo, ha sido la única elección en el ex DF en la que no se eligió ningún cargo ejecutivo (jefe de Gobierno o delegacionales).
4. El momento esplendente sucedió la noche de la elección. Se disputaban 12 gubernaturas y había más de treinta ganadores. Todos habían triunfado. Todos estaban contentos. Era bonito el espectáculo. Pero aunque lo óptimo hubiese sido extender el momento de júbilo universal, existía un inconveniente: había que contar los votos.
5. La mayoría de los OPLES decidió no realizar conteos rápidos (ejercicio muestral). Sus razones tendrán. Pero ello les impidió ofrecer información de las tendencias de votación a hora temprana. Si se atan a los programas de resultados preliminares (ejercicio censal) entonces deberían insistir en que cifras consolidadas aparecerán entre las 3 y 5 de la madrugada del día siguiente. Para que nadie se llame a engaño.
6. Quien quiera seguir explicando los resultados subrayando lo secundario y dándole la espalda a lo sustantivo no entenderá nada. O en otras palabras: cierto, hay compra y coacción sobre votantes y operaciones gubernamentales para llevar agua a sus molinos (apoyar a sus candidatos), pero la inmensa mayoría de los mexicanos votamos en soledad y libertad.
7. En 8 de 12 estados se dieron fenómenos de alternancia (del PRI al PAN -solo o con aliados-, Chihuahua, Tamaulipas, Durango, Veracruz, Quintana Roo y Aguascalientes; y del PAN-PRD al PRI, Sinaloa y Oaxaca). Algo nos dicen esos reemplazos. Lo menos: que hay insatisfacción con los gobiernos y que la vía electoral está abierta para generar fenómenos de relevo.
8. El PRI gobernaba 9 de los 12 estados en disputa y salió vencedor en 5 (mantuvo Hidalgo, Tlaxcala y Zacatecas). El PAN -junto con el PRD- gobernaba 3 y ganó 7 (refrendó Puebla) -3 con el PRD-.
9. El mapa de los gobiernos municipales resulta multicolor. Pongo solo dos ejemplos: en Chihuahua, un estado básicamente bipartidista, el PAN y el PRI ganaron, cada uno, 30 ayuntamientos, pero Movimiento Ciudadano se llevó 4, el Verde uno y dos independientes triunfaron (uno, nada menos, que en la ciudad más poblada del estado, Juárez). Y en Aguascalientes, electoralmente similar al anterior, PAN y PRI consiguieron el triunfo en 4 municipios cada uno, pero el Verde, el PRD y un independiente ganaron en los otros tres.
10. No se sabe aún en cuáles congresos el gobernador y su (o sus) partido (s) contarán con mayoría absoluta de representantes y en cuáles no. Dato crucial para saber qué tan dependiente (o no) será del Legislativo.
11. En la Ciudad de México, la izquierda -dividida- sigue siendo mayoritaria. Pero, en la Asamblea Constituyente habrá tal fragmentación que serán necesarias operaciones de acercamiento, negociación y acuerdo, porque se requiere de dos terceras partes de los votos para aprobar las nuevas normas, y ningún grupo, ni de lejos, se acerca a esa cifra.
12. Poco a poco los candidatos independientes se convierten en parte de las rutinas electorales. Esos partidos personalistas amplían la oferta de opciones. Y en algunos casos dan el campanazo. El que será el nuevo alcalde de Juárez o el bombero en la Asamblea Constituyente ilustran las potencialidades y límites de la nueva figura.
13. Viene la fase de las impugnaciones. Todos saben ganar. Pocos saben perder. ¿No es una canción de José José?