Raúl Trejo Delarbre
La Crónica
23/11/2020
Más de cien mil muertos según los datos oficiales. Al acumularse esa cifra simbólica (que se queda corta respecto de los datos completos) la edición digital para México de El País publicó un documentado reportaje. Allí se mencionan las insuficiencias de las estadísticas sobre la covid-19, los costos del confinamiento, nombres y rostros de víctimas y familiares. Se trata de una pieza periodística muy profesional que, a pesar de las dimensiones terribles de la tragedia, evita asignar culpabilidades. “México recibió la pandemia con unos servicios debilitados por años de corrupción, pero con la veteranía de haber enfrentado al H1N1 una década antes; la afrontó con un gobierno reacio a cambiar sus planes de emergencia cuando la situación lo ha requerido” dice el primer párrafo.
Resultado del trabajo de los periodistas Elías Camhaji, Almudena Barragán, Jon Martín Cullell, Carmen Morán Breña y Jorge Galindo, el reportaje de El País fue cuestionado durante largo rato por el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia matutina del viernes 20 de noviembre. Le molestó antes que nada el título de esa extensa nota: “100.000 muertos en México, Radiografía de un país roto”.
El reportaje fue puesto en línea a las 7 de la noche del 19 de noviembre, 12 horas antes de la conferencia de prensa presidencial. López Obrador lo leyó superficialmente. Su lectura, cargada de prejuicios y animosidad, es significativa de las maneras como el presidente mitifica, reinterpreta o tuerce la realidad. Reproducimos, en cursivas, algunas frases del presidente.
Cuando un periodista le preguntó si, ante el registro de “demasiados muertos” el gobierno cambiará las medidas que ha tomado ante la pandemia, López Obrador dijo:
«No nos pasó como en otros países en donde no había camas, no había ventiladores… porque se supo, en su momento, controlar la pandemia, en el momento más difícil se supo disminuir el número de contagios para que nos diera tiempo y tener toda la infraestructura, las camas, los equipos, los médicos, que no habían, porque heredamos un déficit de médicos en el país como fruto podrido de la política neoliberal».
A diferencia de lo que sostiene el presidente, en México no hubo control sobre la expansión de contagios. Ni siquiera hemos contado con datos completos de la epidemia porque, como tanto se ha dicho, no se han realizado pruebas suficientes. Muchos hospitales estuvieron desbordados —como empiezan a estar de nuevo ahora— y miles de personas murieron en sus casas porque no había sitio en ellos.
«México es de los países de América con menos fallecidos en proporción a su población».
México está en quinto lugar en América, con 79.9 muertos por cada 100 mil habitantes según las mediciones de la Johns Hopkins University. Ya superamos a Estados Unidos, que tiene 78.2 casos. La tasa mexicana de muertes por habitantes ocupa el sitio 11 entre todos los países del mundo. Y el porcentaje de muertes por casos confirmados es del 9.8%. Se trata del más alto en América y del segundo peor en el mundo. En nuestro continente nos siguen Colombia y Brasil (2.8%), Argentina (2.7) y Estados Unidos (2.1%). Es mentira que México tiene menos fallecidos como dice el presidente.
«Nada más le ofrezco disculpas a los españoles, porque respeto mucho a ese pueblo, pero con relación a España estamos hablando de que en México, en proporción a la población, han fallecido menos personas que en ese país».
Es verdad que España tiene más muertos por cada 100 mil habitantes: 91.21 frente a 79.9 de México. Pero las cifras mexicanas no son para enorgullecer a nadie y van en aumento. Si se tomaran en cuenta los datos reales el número de fallecimientos en México en vez de 103 mil (al día de antier) sería de más de 170 mil.
«Es muy lamentable también en que en esta situación, esta circunstancia de dolor, se viva una temporada de zopilotes o se padezca de una temporada de zopilotes».
Al presidente le parece que la preocupación por el enorme número de víctimas de la covid-19 es una expresión de abuso político. Descalifica la inquietud en la sociedad por la enorme cantidad de víctimas. La sensibilidad no es lo suyo.
«En ningún lugar del mundo se ha informado tanto como en México, todos los días. ¿Entonces por qué cambiar?»
La información sobre el coronavirus es incompleta. La principal responsabilidad del gobierno es ofrecer soluciones para detener la expansión de la epidemia y eso no ha ocurrido. Por eso hay que cambiar.
«Yo, con todo respeto, no soy Salinas, no soy Zedillo, no soy Fox, no soy Calderón, no soy Peña Nieto. Somos distintos, o sea, con todo respeto».
Los gobiernos anteriores cometieron muchos errores y en ellos hubo excesos y pillerías. Pero en la atención a las necesidades de la sociedad y especialmente a los más pobres, cada vez existe mayor evidencia de que hoy México está peor que en los sexenios previos.
El presidente pidió que colocaran el reportaje de El País en la pantalla que emplea en sus conferencias de prensa. «Miren, ‘100 mil muertos en México, ‘radiografía de un país roto’, nada más los subtítulos, porque también me imagino que es, sí, una monserga».
Los que López Obrador llama “subtítulos” son las frases del reportaje que tienen ligas de hipertexto. Como aparecen en rojo le llamaron la atención. El resto del contenido, según sus propias palabras, solamente se lo imaginó. Entonces se puso a leer en voz alta esas frases subrayadas en el reportaje y que él consideró que eran “subtítulos”.
«‘Están cayendo como moscas’, ‘brote masivo’, a ver, regresa ese ¿qué dice? ‘Hugo López-Gatell’, sí, se repite mucho sobre la meseta, síguele, síguele, ‘El baile de datos en México’, oh, el Washington Post dice».
La frase sobre las moscas la dijo en abril el gobernador de Baja California, miembro de Morena, Jaime Bonilla. La referencia a The Washington Post conduce a una entrevista con el subsecretario López Gatell.
«Síguele, ah, la institución mexicana de seguros, también una fuente para demostrar lo que todos sabemos».
La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros informó que el gasto de hospitalización por covid en instituciones privadas es de un millón de pesos por enfermo pero ha llegado a 21.4 mdp. Esos precios los cubren los seguros según la póliza de cada paciente. Los mexicanos tienen que acudir a hospitales privados cuando no hay sitio en las instituciones públicas o porque en ellas las posibilidades de recuperación son mucho menores.
“Seguir a ciegas el curso de la enfermedad’, síguele. ‘Por ejemplo, la ciudad de México’, síguele. ‘La crisis en la capital’, síguele. ‘Una efectividad de transmisión desconocida’, síguele. ‘La zona con más casos de coronavirus en el país’, síguele. ‘No perseguir ni sancionar al ciudadano’. Hay que seguirlos y sancionarlos.
El País informó que el gobierno mexicano ha preferido no perseguir ni sancionar a quienes no cumplan con medidas como el empleo de cubrebocas. Pero el reportaje no menciona la frase “Hay que seguirlos y sancionarlos”. Ese fue un añadido del presidente.
«‘La economía rebotó un 12 por ciento’. ‘Ha recibido críticas —muy poquitas, eh— el gobierno’ por cierto, síguele. Puros lugares comunes”.
La nota de El País explica: “La actuación del Ejecutivo federal ha recibido críticas por la parquedad de los apoyos a empresas y trabajadores, mientras no ha tocado los presupuestos de sus programas prioritarios. De los países emergentes, México es el que menos recursos ha destinado a su paquete anticrisis”. Si el presidente dice que los cuestionamientos a la conducción de la política económica son pocos, miente o no está informado. Si los considera lugares comunes, peor todavía.
El presidente leyó, más adelante: «‘Uno de los países más obesos del mundo’. ‘No ha sido el más eficiente’. ‘El semáforo’. ‘El Consejo de Salubridad General’ me imagino, que no sirve para nada».
El País recordó que el Consejo de Salubridad General es el mecanismo que establece la Constitución para la atención de emergencias sanitarias y debió haber conducido las políticas del Estado en esta pandemia. El presidente añadió durante su lectura la frase “no sirve para nada”. Tal es la apreciación que le merece ese órgano indicado por la Constitución.
«Bueno, todo eso nos lo recetaron ayer los de El País, de España» concluyó después de leer las frases resaltadas en esa nota. Luego le pidió a su vocero, Jesús Ramírez, que leyera el comentario que, a propósito de ese reportaje, colocó en Facebook el actor Juan Carlos Bonet, un ciudadano que no conozco. En ese texto se considera que el periódico español no tiene autoridad para llamar a México “un país roto” cuando en Madrid la epidemia ha sido terrible. Se trata de una opinión cargada de reconvenciones como si el periódico español, por ser de esa nacionalidad, no pudiera describir el desastre que alcanza la pandemia en México.
El presidente acudió a la entrada de un muro en Facebook para sustentar sus reclamos al reportaje de El País. Durante todo el tiempo que le dedicó, no desmintió una sola de las afirmaciones publicadas por ese periódico.
ALACENA: Inquietud carcelaria
¿Lo lees tú?, le dijo el presidente a Jesús Ramírez cuando en la pantalla aparecía la opinión de Juan C. Bonet en Facebook. Antes de que el vocero iniciara la lectura, López Obrador dijo con sorna nueve años más de cárcel y soltó una risa irónica. No quedó claro a qué se refería con esa alusión carcelaria. Los comentarios del presidente son autorreferenciales, descuidados, en ocasiones oscuros