Categorías
El debate público

Una semana de la CETEG

Raúl Trejo Delarbre

La Crónica

19/01/2015

Domingo 11 de enero. Integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) impiden los exámenes para que el Instituto Nacional Electoral seleccione a los capacitadores ciudadanos que ayudarán a preparar las elecciones de junio próximo.

Lunes 12 de enero: Las instalaciones del 27 Batallón de Infantería, en Iguala, son atacadas por familiares de normalistas desaparecidos acompañados por miembros de la CETEG. Los asaltantes utilizan un tráiler para forzar la puerta del cuartel y arrojan botellas, piedras y petardos. Medio centenar de ellos consiguen entrar y luego son rechazados por policías militares. Luego, en Chilpancingo, la 35 Zona Militar es apedreada por normalistas, padres de familia y miembros de la CETEG. Incendian una camioneta.

Martes 13 de enero. Estudiantes normalistas toman dos casetas de la Autopista del Sol, en Chilpancingo y Acapulco. En la primera, saquean dos tráileres que llevaban comestibles y productos de limpieza. En la otra, cobran peaje a los vehículos. Por la noche, en la caseta de Chilpancingo maestros de la CETEG enmascarados, armados de tubos y palos, exigen a cada vehículo 100 pesos de peaje. Luego se apoderan de 13 camionetas e incendian otra.

Miércoles 14 de enero. Oficinas de la Secretaría de Educación de Guerrero y del Telebachillerato, en Chilpancingo, son desalojadas después de que miembros de la CETEG conminan a sus empleados para que suspendan labores.

Jueves 15 de enero. Docenas de ciudadanos impiden que miembros de la CETEG cierren un módulo del INE en Acapulco. En Chilpancingo, maestros de ese grupo queman una patrulla, desalojan el auditorio donde se realizaba un foro de la Coparmex y ocupan la Fiscalía General del Estado.

Viernes 16 de enero. Miembros de la CETEG destrozan propaganda electoral en Chilpancingo y apedrean el edificio de la Sección XIV del SNTE. Dos maestros son detenidos y más tarde canjeados por un agente de seguridad estatal que había sido secuestrado por profesores disidentes. La Dirección de Educación Preescolar es desalojada por amenazas de la CETEG.

Sábado 17 de enero. En Chilpancingo, miembros de la CETEG siguen retirando propaganda política. En la autopista, los ocupantes de la caseta en Chilpancingo se enfrentan con vendedores ambulantes y presuntos empleados de Caminos y Puentes.

Parece demencial asaltar un cuartel militar, pero más aún suponer que allí pueden estar los estudiantes desaparecidos la madrugada del 27 de septiembre. Además, habría que preguntarse por qué el gobierno federal y/o el Ejército iban a retener a los normalistas. Si los tuvieran, hace meses los habrían presentado. Pero no son la sensatez ni la lógica los parámetros que imperan en el complicado escenario de enfrentamientos cotidianos, radicalismo exacerbado, autoridades atribuladas y sociedad perjudicada que hay en Guerrero.

La CETEG nació en 1989 para cohesionar a los grupos que se enfrentaban a la dirección de la Sección XIV del sindicato magisterial. Aunque tiene miles de adherentes, nunca ha logrado ganar la mayoría entre los maestros de Guerrero, de tal suerte que funciona como organismo paralelo al sindicato.

La CETEG y el gobierno estatal habían establecido una convivencia más o menos funcional, pero a comienzos de 2013 las reglas para evaluar a los profesores en todo el país ocasionaron nuevas movilizaciones. En 2010 la Evaluación de Calidad Magisterial encontró que, en Guerrero, el 80% de los profesores no alcanza una calificación de 7 (en escala de 1 a 10). Se trata de los profesores que se inscribieron en el Programa de Actualización Docente; quienes no se anotaron a éste, muy posiblemente están en peores condiciones.

En 2012 la “Evaluación Universal”, a la que se presentaron sólo 8,200 maestros (alrededor del 15% de la planta magisterial en el estado) diagnosticó que la mitad “tiene graves deficiencias en distintas capacidades docentes”, de acuerdo con el análisis del doctor Marco Antonio Morales Tejeda. (“El estallido magisterial en Guerrero” en Juan José Russo, coord., Guerrero indómito. Cámara de Diputados y Juan Pablos Editor, 2013).

En ese contexto, se endureció la intransigencia de la CETEG. En diciembre de 2013 el profesor Reyes Ramos Guerrero, conocido por su identificación con posiciones y grupos de que apuestan por enfrentar, no por reformar a las instituciones políticas, fue electo secretario general de la CETEG. El asesinato de los normalistas de Ayotzinapa catapultó las movilizaciones y el radicalismo de esa organización.

Encabezada por la CETEG, el 24 de octubre pasado fue creada la “Asamblea Nacional Popular” que no ha logrado presencia significativa en la mayor parte del país, pero sí en Guerrero. La asamblea constitutiva, presidida por el profesor Ramos Guerrero, aprobó esta resolución:

“La ANP acuerda seguir impulsando un plan de acción que centre su fuerza en golpes certeros al poder económico y político del régimen actual; realizando la toma de los municipios hasta completar los 81 en el estado de Guerrero, y avanzar en otros estados, el bloqueo a las empresas transnacionales, la toma de los edificios públicos de los tres poderes de los gobiernos municipales, estatales y federal, toma de los medios masivos de comunicación, toma de puertos y aeropuertos, toma del Instituto Nacional Electoral (INE), declarando que si no aparecen nuestros compañeros no habrá elecciones para el próximo año”.

Los líderes de la CETEG y la ANP saben que los normalistas asesinados no aparecerán. No les interesa la presentación de esos muchachos, sino aprovecharlos como bandera política.

Asentado en la inquietud de miles de profesores temerosos de que una evaluación rigurosa los dejaría sin trabajo, inspirado en posiciones maximalistas que apuestan a la devastación, aunque con ello se enfrenten a la sociedad, aderezado con una retórica seudoizquierdista, en Guerrero se desarrolla un plan de confrontación política que es pertinente entender en sus auténticas dimensiones. A veces el aventurerismo no es más que un tapujo para obtener posiciones de poder y prebendas. En otras ocasiones, desbordado, alcanza consecuencias impredecibles.