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El debate público

Votar, ¿para qué?

Leonardo Valdés Zurita

El Universal

09/01/2015

Supongo que al inicio de este año electoral, algunos se plantean esa pregunta. La respuesta puede (debe) incluir un número significativo de dimensiones. Aquí, sólo una pequeña colección.
1.—Para ejercer el derecho que tenemos para elegir gobernantes y representantes. Es este, lo he sostenido antes, un derecho intermediado por una estructura que denominamos sistema de partidos. Esas organizaciones seleccionan a sus candidatos y los ciudadanos optamos ante la pluralidad de opciones que se nos presenta.
2.—Por primera vez en una elección federal, será posible que en la boleta se incluya el nombre de algún candidato independiente. Esto es, de algún ciudadano que, sin haber sido seleccionado por partido alguno, haya cumplido con los requisitos para registrar su candidatura.
3.—En los 300 distritos que conforman nuestra geografía electoral federal seleccionaremos, de entre los postulados por los partidos (o, en su caso, el candidato legalmente registrado) uno de los miembros de la próxima Cámara de Diputados. Al otorgar nuestro voto al partido que postuló al candidato de nuestra preferencia, también estaremos votando por la lista de representación proporcional que registró ese partido en la circunscripción a la que corresponde nuestro distrito. (Esas listas, por ciento, se encontrarán impresas al reverso de la boleta). A ese partido, se le asignarán diputaciones de representación proporcional en proporción a la votación obtenida en cada una de las cinco circunscripciones plurinominales; siempre y cuando a nivel nacional haya alcanzado más del 3% de la votación.
4.—El candidato que alcance mayoría simple en nuestro distrito y los de representación proporcional que le correspondan al partido de nuestra preferencia se integrarán a una de las dos cámaras que conforman el Congreso de la Unión. Junto con el Senado de la República (que ahora no se renueva) tendrán la facultad de reformar la Constitución y las leyes, así como de determinar anualmente el presupuesto de egresos del gobierno federal y las fuentes de financiamiento de esos recursos. La cuestión presupuestal (por cierto, facultad exclusiva de la Cámara de Diputados) es una de las determinaciones fundamentales de política pública. Es en los montos de presupuesto asignado, donde se puede conocer las prioridades políticas del gobierno y de las fuerzas que en la Cámara baja tienen la posibilidad de modificar los montos originalmente propuestos.
5.—En nueve estados, además, elegiremos a sendos gobernadores. Seis de ellos ahora son gobernados por el PRI. En la mitad, la elección anterior implicó alternancia: dos eran gobernados por el PAN y uno era gobernado por el PRD. Los otros tres estados, en los que se elegirá gobernador (dos gobernados por el PAN y otro por el PRD) también son de reciente alternancia. De alguna manera, en los nueve casos los ciudadanos decidiremos si se mantiene, o no, la fuerza política que ha gobernado durante los últimos años.
6.—Algo similar sucederá en otros cinco estados y en el Distrito Federal. Se renovarán sus correspondientes congresos (Asamblea Legislativa en el DF) y la totalidad de las alcaldías (delegaciones en el DF). Con nuestro voto podremos premiar o castigar a los partidos políticos que postularon hace tres años a buenos o malos representantes y administradores. Es nuestra oportunidad para mandar un mensaje claro respecto de nuestra aceptación o rechazo a la forma en la que se ha desarrollado la vida pública durante los últimos tiempos.
El resultado permitirá determinar el peso político real de cada una de las opciones. Además, permitirá que dirimamos nuestras diferencias de opinión en el marco de la ley y de manera pacífica. De eso se trata la democracia. Entonces, ¿votar, para qué? Para darle viabilidad democrática a esta nación.