Raúl Trejo Delarbre
La Crónica
15/11/2021
El autoritarismo se intensifica en la fragilidad de la democracia. Para documentar esa desgracia social y política, periodistas de siete países latinoamericanos han construido un mosaico que muestra significativas intersecciones.
Ayer, domingo 14, fue abierto el sitio Aquí mando yo que exhibe abusos y demagogia de los actuales gobernantes en Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, México, Nicaragua y Venezuela. Allí se rastrean comportamientos autoritarios recientes a partir de cinco categorías: Concentración del poder, Militarización, Derechos humanos, Covid-19 e Información. En el caso de México se menciona medio centenar de asuntos como el creciente poder del Ejército, el embate contra organismos autónomos y la prensa, la persecución contra académicos y la descalificación de la protesta feminista.
La información se puede consultar por temas y países, de tal manera que se aprecian claras coincidencias. El autoritarismo en la atención a la pandemia, por ejemplo, ha incluido ocultamiento por parte del Ministerio de Salud de Nicaragua de las cifras sobre víctimas, calumnias del presidente de Brasil contra legisladores que que investigan a su gobierno, retención de fondos a municipios en El Salvador, desdén del presidente de Chile al uso del cubrebocas o detención de periodistas en Venezuela. Las decisiones y expresiones autoritarias van más allá de la ideología con la que cada gobierno quiera identificarse. Sus semejanzas articulan un revelador catálogo del absolutismo latinoamericano.
El trabajo de los periodistas que dieron contenido a Aquí mando yo expresa la vitalidad de nuestras sociedades en donde, a pesar de persecuciones y amenazas, hay resistencia a los autoritarios. Convocados por la organización Dromómanos, creada en Chile hace 10 años para promover el periodismo de investigación y asesorados por académicos, los autores de ese sitio muestran las consecuencias de “proyectos políticos que, con el discurso de salvar al pueblo, acaban ejerciendo el poder en contra de él”. En América Latina, explican, “ha aumentado la presencia militar, se han violado derechos humanos, se han cambiado leyes al antojo de los gobernantes, los críticos se han convertido en enemigos, y todo bajo el manto de la opacidad. En algunos casos, las elecciones son simple escenografía. La pandemia ha agudizado estos males”.
Además de las breves notas que registran hechos autoritarios, el sitio incluirá 28 historias relatadas en profundidad. Ayer fueron publicadas las primeras siete, en colaboración con otros tantos medios de comunicación.
Emiliana Duarte Otero de Efecto Cocuyo, de Venezuela, explica que la llamada “Ley Constitucional Contra el Odio” ha sido empleada para encarcelar a más de 60 personas con el pretexto de “garantizar la tolerancia”. En ese mundo al revés creado por el chavismo el gobierno decide quién es tolerante y, a los que considera que no, los pone en prisión.
En Nicaragua Wilfredo Miranda, de Divergentes, documenta las represalias a médicos que se quejaron por la negligencia en la atención al Covid-19. En vez de establecer cuarentenas, el gobierno proclamaba que habría “Amor en tiempos del covid-19”. Antes de la mascarada de elección de hace ocho días, se empleó la llamada “Ley del Pueblo” para encarcelar a siete precandidatos presidenciales y a muchos otros dirigentes de la oposición.
En México Silber Meza, en un trabajo realizado conjuntamente para El Universal y que ayer fue la nota principal de ese diario, describe la centralidad que el presidente López Obrador le ha asignado al Ejército en numerosas tareas de seguridad, pero también económicas y con una creciente opacidad. Sinaloa, explica Meza en su inquietante recuento, “se ha convertido en un laboratorio de la militarización”.
Para entender la popularidad de Nayib Bukele el periodista Roberto Valencia, de El Faro de El Salvador, acudió al municipio de Ciudad Arce en donde el partido del hoy presidente tuvo una votación de 78% en las elecciones legislativas de febrero pasado. Explica, entre otras cosas, que Bukele maneja “una poderosa y costosa red de propaganda y adulación” que incluye medios convencionales y digitales que le aplauden constantemente.
El Colombia, Iván Duque ha enfrentado con mano dura una insistente protesta social. Manuela Saldarriaga, de Cerosetenta, narra excesos y el creciente aislamiento de Duque, quien “ha gobernado desde su lenguaje florido, su ágil y furiosa manera de crear frases vacías pero controversiales como si fueran tuits que buscan volverse virales”.
Rafael Mafei y Marina Slhessarenko, de la revista brasileña Piauí, relatan la constante transgresión del presidente Jair Bolsonaro a las garantías de acceso a la información. Para dificultar el conocimiento de datos sobre la pandemia, modificó la Ley de Cuarentena. Además ha hostilizado a profesores e investigadores y promueve indagaciones judiciales contra sus críticos.
Paulette Desormeaux y Catalina Gaete, del sitio La Pública, reseñan la cruzada de Daniel Giraldo, un joven de 29 años que en noviembre de 2019, durante una de las grandes manifestaciones que conmovieron a Chile en aquella temporada, fue herido por un carabinero que le disparó 12 perdigones en la espalda. Giraldo ha pugnado para que sea haga público el video registrado por la cámara que ese policía portaba en su uniforme.
En Aquí mando yo destaca la importancia de las leyes de acceso a la información a pesar de la renuencia de los autoritarios para cumplirlas, así como el brío de un periodismo joven que se apoya en medios independientes para documentar excesos del poder. Allí se muestran rasgos comunes del despotismo latinoamericano.
Esos periodistas nombran de manera inequívoca el sentido de tales desplantes autoritarios al llamar Aquí mando yo al conjunto de sus indagaciones. No le dicen así pero con todo su desdén por la pluralidad, la opacidad que ostenta y su antidemocracia, se trata de un catálogo del populismo que lastima hoy a nuestros países.