Ricardo Becerra
La Crónica
29/06/2021
En medio del campeonato mundial de estadísticas, números y sitios web, que ha traído la pandemia y que nos informan de su marcha día a día, encuentro este, de la “Comisión Global para la Política Post-Pandémica” (CGPPP), cuyo sentido práctico brilla desde el primer click. Resulta que el mundo necesita dosificar 4 mil 700 millones de brazos y es posible este año (https://bit.ly/3joVagi).
Según esta colección de eminencias y sabios (en donde comulgan lo mismo Jacques Attali, Daniel Kahneman, Simon Schama, Timothy Snyder, etcétera) el mundo podría estar más cerca de la vacunación -de la inmunidad global de rebaño- al terminar este mismo año, a pesar de la actitud tacaña del G-7 y su regalo de solo mil millones de vacunas a todo el planeta, parsimoniosamente esparcidas, hacia el 2022.
¿De qué depende? De que le vaya bien a China. Veamos.
¿Recuerdan? Ensimismados, a los de occidente nos parecía milagroso el millón de vacunas aplicadas a diario en Estados Unidos, pero miren lo que pasa ahora mismo en China: aplicación de 17 a 20 millones de vacunas todos los días, lo que impone un ritmo de cancelación de la enfermedad tan poderoso, como para vaticinar que esa nación superpoblada habrá sido completamente vacunada en septiembre de este mismo año.
¿Por qué sería importante esto para el resto del mundo? Primero, por su peso específico: en este momento, el mundo está inoculando de 33 a 36 millones de dosis todos los días. Si quitáramos a China y su impresionante ritmo, la cuenta para alcanzar la meta de inmunidad global sería de otros 360 días, según el CGPPP. Sin China, el mundo vería un año más de pandemia. Pero hay más.
Si el gigante asiático sigue su paso, en septiembre, lo fundamental de la producción de vacunas de ese país estaría disponible, una producción de dos mil millones asequibles para vacunar África, el sureste asiático y parte de América Latina con un fármaco menos sofisticado que los occidentales, si, pero suministrado masiva y rápidamente antes de concluir el año.
Hasta marzo, el problema de los suministros y los cuellos de botella eran la principal causa de la escasez y la lentitud de la vacunación, pero casi todas las grandes farmaceúticas han podido aumentar la escala de su producción: Pfizer-BioNTech y Oxford-AstraZeneca en la Unión Europea, pasaron de 69 a 140 millones mensuales, mientras que el número de dosis de Johnson & Johnson, Moderna y Pfizer-BioNTech en los Estados Unidos aumentó de 71 a 105 millones (https://bit.ly/3A9VK7i). Pero de nuevo, el potencial industrial de China supera todas las marcas: Sinovac y Sinopharm, han triplicando su producción, de 164 millones de dosis en abril a 454 millones en mayo.
¿Lo ven? Mientras los países ricos donarán mil millones de vacunas a lo largo de casi ocho meses, China podría duplicar ese suministro en este mismo año, dando la oportunidad de corte mas importante a la transmisión del virus en el tercer mundo.
Gavin Yamey de la Universidad de Duke, concluyó la evaluación que la revista Lancet hizo de la famosa y prometedora iniciativa COVAX «los países ricos se han comportado peor que las peores pesadillas de nadie» https://bit.ly/3qv7kp6. No solo pocas sino entregadas demasiado tarde.
Pero como hemos aprendido, dramáticamente, si los virus no se erradican, evolucionan. Fuera de la burbuja del primer mundo, el virus se propaga, muta, enferma y mata.
Que China logre su propósito sanitario interno y realice un despliegue diplomático, logístico y económico con sus vacunas, dependerá realmente la llegada de la inmunidad del rebaño global en este mismo año.