Categorías
El debate público

¿Es constitucional lo que dice la Constitución?

Ricardo Becerra

La Crónica

27/04/2021

En su afanosa marcha por invertir lógica y lenguaje, instituciones y leyes, la coalición que nos gobierna logró por fin colocar en la mesa de la Suprema Corte de Justicia, la peor de sus paradojas: ¿es constitucional lo que dice la Constitución?

Es absurdo, pero real. Ustedes disculparán pero debo repetirlo, una y otra vez, porque no podemos permitir que se diluya el contenido y el sentido de las cosas. Dice el artículo 97 de la Constitución: “Cada cuatro años, el pleno elegirá de entre sus miembros al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el cual no podrá ser reelecto para el período inmediato posterior”. ¿Y que votó la mayoría de Morena en el Congreso de la Unión? Una regla opuesta, contradictoria: “…la persona que a su entrada en vigor ocupe la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, durará en ese encargo hasta el 30 de noviembre de 2024”.

Los legisladores de Morena sabían que estaban votando una regla que choca con la norma superior. Lo hicieron con pleno conocimiento de causa: en nombre de la “justicia”, y porque son mayoría, violan la Constitución. Es un paso adicional, consciente, hacia la intromisión institucional y la fusión de los poderes.

Frente a la disolución de la lógica, para nada es ocioso repetir ¿que es lo que resulta tan destructivo en este episodio? 

Hace una semana, varios periodistas y analistas escribían -con expectación- que este asunto era a tal punto monstruoso, que no podía llevarse a cabo. Fuera por la presión en la Cámara de Diputados o por una sensata intervención del Minsitro Presidente, Arturo Záldivar.

Ni lo uno ni lo otro. La mayoría legislativa arrolló la Constitución y el Presidente de la Corte presentó un conveniente galimatías: estará en su cargo durante dos años más, tal y como fue votado por su pares —dijo—, pero puede que sus señorías voten lo contrario. Y para ello solo se requiere ¡tres votos!

¿Lo ven? El triunfo de la aberración en el pleno de la Suprema Corte es desde ahora, el escenario más probable. Záldivar deja correr.   

Como leímos más arriba, el artículo 97 constitucional dice que la presidencia de la Corte durará 4 años, sin reelección consecutiva. La norma aprobada, en cambio, le regala dos (la prolonga a seis) para hacerla coincidir con el sexenio de López Obrador.  

Como se trata de un poder de la república, la presidencia de la Corte se elige al interior… de la Suprema Corte, entre los señores ministros, no se las viene a elegir algún otro poder. Pero eso es precisamente lo que hace el artículo de marras: el poder legislativo ¡mete sus narices en las decisiones internas del poder judicial!

Existe el principio de jerarquía normativa: ninguna ley puede estar por encima de la Constitución, entre otrtas cosas, porque ésta ha sido esculpida por mayorías calificadas y por el concurso de 17 Congresos locales de toda la República. Una ley, se aprueba solamente en el recinto de San Lázaro.

Y finalmente, dice nuestro propio orden fundador (artículo 13) que no pueden emitirse leyes o normas privativas, o sea, dirigidas especialmente a ciertas personas, específicas, nominales. Este artículo aprobado está enteramente destinado al individuo que hoy “ocupa la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal”.

De esa suerte, el señor Presidente de la Corte ha abierto el paso a la anormalidad jurídica y política en la institución que está obligado a cuidar. Permitiendo que corra en sus pasillos la especie, según la cual, el artículo 97 tiene una interpretación alternativa; que cuatro años pueden convertirse en seis; que los ministros pueden abdicar su facultad y no elegir a su presidente; que una ley puede estar encima de la Constitución y que México se ha vuelto un país manufacturero de leyes con dedicatoria.

Así, nuestro autoritarimso somete a las instituciones de justicia a una convulsión mayor, a un laberinto de paradojas sin lógica pues, si su libreto avanza, resultará —en la lectura alternativa de la Suprema Corte— que lo que dice la Constitución, no es constitucional.