Ricardo Becerra
La Crónica
06/12/2020
Es un tema difícil de explicar y de entender (lo sé por carne propia). En él, se juegan cosas como estas: la decisión del presupuesto público de todo el país ¿por qué a los gobiernos de los Estados se les disminuyó 8 por ciento para 2021 mientras que al gobierno federal -sin poner el ejemplo- se redujo 2 por ciento? O como esta otra: la súbita desaparición de fideicomisos que cuidaban el mediano plazo de la investigación científica o de la previsión de los efectos de los desastres naturales (decisiones extremas, arbitrarias o de plano irracionales) pero que ocurrieron por voluntad de una mayoría en la Cámara de Diputados.
Se alega que así es la democracia, que la mayoría manda. El problema en el México presente es que esa mayoría no es real, no es el resultado de la voluntad de las y los ciudadanos, sino de diversas torceduras a la ley que hoy nos tienen con una mayoría de 61.6 por ciento en la Cámara de diputados, mayoría que avasalla, se impone con pocos argumentos y mediante muchas manos alzadas.
Ni Morena ni su alianza electoral obtuvieron, ni lejanamente, el 61.6 por ciento de los sufragios. Ese partido sólo, tuvo 38.2 y su coalición sumada (Morena, PT y PES) 45.9 por ciento. De ninguna parte del mundo real sale ese 61 por ciento.
Pero hay más, la Constitución de la República prohíbe expresamente que cualquier partido obtenga 8 por ciento más de diputados electos que su votación recibida. Un ejemplo: Morena con el 38 por ciento, tenía un techo máximo de 45 por ciento de diputados: esa cláusula constitucional no fue respetada. El punto es que por esa vía han podido tomar decisiones dañinas o estrambóticas como las señaladas más arriba ¿ven por qué es tan importante habilitar y reafirmar dicha cláusula constitucional?
Pues bien, algunas instituciones en México funcionan precisamente para eso: cumplir y hacer cumplir la Constitución. Es el caso del Instituto Nacional Electoral que según varios medios de comunicación, ha puesto sobre la mesa una propuesta para que nadie rebase tan cachetonamente el techo de representación que impone la Constitución.
La medicina que algunos Consejeros del INE han propuesto consiste en algo muy sencillo: que el mismo mecanismo que evita la sobrerrepresentación en los partidos (más 8 por ciento) se aplique a las coaliciones, una omisión que ha tenido consecuencias cada vez más serias y cada vez más deformantes.
Es una solución que desarma por su sencillez y por su buena lógica, pues esas coaliciones no están formadas por partidos que vienen del planeta Mongo, sino por los mismos partidos que compiten individualmente, pero que obtienen más curules que las que permite la Constitución, porque el mecanismo que coloca el techo máximo no ha sido practicado en las coaliciones, sino solo en los partidos
Es importante volver a la historia y reconocer por qué existe este mecanismo, el tope de 8 por ciento.
Cuando el PRI era el partido mayoritario, se llevaba muchos más legisladores que su votación. Cuando dejó de ser la maquinaria mayoritaria, con esos diputados de más, sin embargo, impuso un mecanismo contrario: la cláusula de gobernabilidad que en automático, le regalaba diputados para llegar al 50.1 por ciento de la Cámara de Diputados. Llegó 1996 y la demanda de la izquierda consistió precisamente, en diseñar una fórmula para que el porcentaje de votos se reflejara lo más fielmente posible en la composición de la Cámara baja. Por eso existe y logró colocarse en la carta magna. Esa sigue siendo una bandera de cualquier izquierda que se defina democrática: tienes 40 por ciento de los votos, entonces te corresponden 40 por ciento de los diputados.
El mejor sistema electoral es el que procura eso. El claro y simple respeto a la voluntad ciudadana expresada en las urnas. Por eso peleó la izquierda durante mucho tiempo. Gilberto Rincón Gallardo decía que desde 1977. Y ese es el principio constitucional que merece ser rehabilitado.
Pandemia.
Inglaterra comenzará su campaña de vacunación contra el Sars-Cov-2 el próximo martes, con 800 mil dosis. Protegerán al 1 por ciento de su población (la pandemia se detiene si el 70 por ciento está vacunado). Y si todo va bien Pfizer, Moderna y AstraZeneca fabricarán, en conjunto, 5 mil 300 millones de dosis a diciembre de 2021, suficientes para inmunizar a un tercio de la población mundial. La mayoría apartada para el mundo desarrollado. En el resto del planeta, la pandemia seguirá siendo un grave problema. La gestión gubernamental de la pandemia, seguirá siendo nuestro problema principal.