Jacqueline Peschard
El Universal
06/04/2015
Ayer arrancaron las campañas electorales para renovar la Cámara de Diputados federal y vienen dos meses de exposición pública de los candidatos de los 10 partidos y los independientes. La gran pregunta es si el despliegue publicitario que ahora empieza podrá animar al desencantado y escéptico electorado, fastidiado por mensajes sin contenido, o campañas negativas.
Hay que recordar que las campañas no arrancan de cero, que ya llevamos tres meses de propaganda política por precampaña o por prerrogativas ordinarias de los partidos. También cuenta que el actual proceso electoral ha estado expuesto a constantes litigios y controversias entre los políticos, ahondando la brecha con los electores.
Aunque parece un lugar común preguntarse quiénes son los candidatos que quieren representarnos; qué han hecho profesional y políticamente en el pasado, en qué áreas están formados o capacitados, cuáles son las destrezas que los hacen aptos para ocupar un cargo de representación popular, hasta ahora los partidos se han rehusado a difundir sus currículos. Ante el argumento de que la ley no lo exige, hace tres años, sólo un 20% de los candidatos lo registró voluntariamente. ¿Qué esconden? ¿Relaciones inconfesables o ilícitas? ¿Cambios constantes de afiliación política? ¿Falta de compromiso con sus electores, al abandonar un cargo de elección para contender por otro? o simplemente la renuencia a dejar registro por escrito de sus trayectorias, a veces impresentables.
Me hago cargo que puede parecer ingenuo pensar que conocer los perfiles de los candidatos evitará que después aparezcan presidentes municipales asociados con el crimen organizado. No espero que los candidatos ventilen nexos inconfesables, pero la información sobre trayectorias sí sirve como herramienta de control. Eso explica que se resistan a darla, pero también que haya una creciente exigencia social al respecto.
Conozco dos iniciativas para avanzar en el conocimiento de los candidatos. El INE ha puesto a disposición de los candidatos un sitio de internet con un formato común para que los currículos sean fácilmente comparables y analizables. Se trata de que en pocas palabras, difundan en qué tareas políticas y profesionales se han desempeñado y cuáles son las calificaciones que, en su opinión, los hacen atractivos para ocupar el cargo de diputados. Aunque no se firmó un acuerdo formal con los partidos, el consejero presidente ha insistido en convocar a los dirigentes partidarios para que sus candidatos publiciten su currículum vitae.
Es cierto que está a la orden del día la llamada a anular el voto como expresión del descontento con los partidos, pero el derecho a saber quiénes quieren gobernarnos y representarnos ha hecho que la Ley General de Transparencia que ya se aprobó en el Senado y que está por discutirse en la Cámara de Diputados, defina como una obligación de transparencia específica de los partidos que sus candidatos registren su CV, así que muy pronto no tendrán alternativa.
“Voto informado” es una propuesta de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM para alentar la comunicación entre electores y candidatos. Se trata de un sitio de internet que será lanzado en unos días más y que propone que los candidatos a diputados respondan un cuestionario sobre temas de cultura democrática, tales como agendas relevantes del le-gislativo, relaciones entre los poderes, posiciones sobre los grandes problemas nacionales de seguridad, educación, desarrollo económico y social, etc.
Entiendo que quienes se lanzan como candidatos juran que son la mejor opción. También sé que la complicada coyuntura política no ayuda a alentar la participación, pero que los partidos muestren voluntad política para abrirse y acercarse al electorado puede activar nuestra gastada democracia electoral.