Ricardo Becerra
La Crónica
02/11/2021
El presidente de México acumula para sí, varias centenares de declaraciones, mezcla de dislates, mentiras, ambigüedades o simplemente disparates que expresan no solo “una estrategia” sino también -con ella- su personalidad y el alcance de lo que piensa, realmente. De modo que lo dicho el viernes debe ser recordado como una piedra de toque intelectual, por diáfana, auténtica y reveladora de lo que López Obrador realmente es: un hombre que no es contemporáneo del mundo en el que vive.
No he encontrado a ninguno de sus epígonos o sus apenados defensores, siquiera un intento, una explicación, una salida decorosa “de lo que el presidente realmente quiso decir”, porque lo dicho por López Obrador es pasmoso y crudo, hasta para el fanático más empecinado.
Juzguen ustedes: “¿Qué hicieron los que diseñaron para su beneficio la política neoliberal… para poder saquear a sus anchas crearon o impulsaron los llamados nuevos derechos. Entonces, se alentó mucho… el feminismo, el ecologismo, la defensa de los derechos humanos, la protección de los animales”. Y completó la idea: “Muy nobles todas estas causas… pero el propósito era crear o impulsar, desarrollar todas estas nuevas causas… para que no volteáramos a ver que estaban saqueando al mundo y que el tema de la desigualdad en lo económico y en lo social quedara afuera del centro del debate. Por eso no hablaba de corrupción, se dejó de hablar de explotación, de opresión, de clasismo, de racismo” (https://bit.ly/3w6eC5C).
Esta declaración revela un montón de cosas, pero creo que deben subrayarse tres, absolutamente sustantivas: López Obrador es transparente en lo que piensa. Cierto que ha traicionado algunos dichos y compromisos de campaña, pero en lo fundamental sigue siendo el hombre que durante 12 años recorrió al país, creó un movimiento plebeyo, lumpen y oligárquico (todo junto) y convenció a millones con un ideario elemental, formulado de manera chabacana: el neoliberalismo es todo lo malo que ustedes puedan imaginar… y ya.
Segundo, nuestro presidente no es un hombre de su época, penosamente, los temas cruciales del presente nacional y mundial, no son los suyos, y peor, los excluye de su agenda porque según él, son parte de una conspiración, una treta, una distracción “neoliberal”.
La tercera cuestión es la que mas me importa: su ceguera ideológica que no le permite encarar a los problemas reales, no puede reconocer ni codificar el drama que se le presentaba, en sus narices, durante sus famosos recorridos por miles y miles de municipios, y tampoco ahora como jefe de palacio: el de las mujeres, niñas, ancianas, discriminadas, violentadas, violadas o la trata de menores ¿no existe? ¿son una invención? Pues no: por eso la fuerza del feminismo.
Tampoco el de la destrucción ambiental, deforestación, agotamiento de los mantos acuíferos, alteración del clima, suelos cada vez más pobres en una escala irrecuperable para el país ¿son fruto de una conspiración mundial? ¿un cuento para desprestigiar a su gobierno?
Y el de los policías, marinos y militares, ministerios públicos o autoridades administrativas que humillan, aplastan la dignidad o anulan los derechos más indispensables de cualquier compatriota ¿son una confabulación?
La declaración del López Obrador, el viernes, nos obliga a definir un hasta aquí, especialmente a los que decimos ser de izquierda. A las claras: nunca tuvimos un candidato ni un presidente feminista, nunca uno ecologista, nunca uno comprometido con los derechos humanos.
En esas estamos.