María Marván Laborde
Excélsior
18/06/2015
Dice un refrán chino: “Cuídate de lo que deseas porque se puede hacer realidad”. Si bien el triunfo de Enrique Alfaro en Jalisco era esperado, nadie calculó su verdadera dimensión. El líder carismático de Movimiento Ciudadano enfrentará muchas más responsabilidades que aquellas por las que compitió.
En su calidad de cabeza del movimiento, creo que tendrá que acometer al menos tres tareas además de gobernar Guadalajara. Primera: impulsar un gobierno metropolitano con una concepción moderna y atractiva para toda la población. Segunda: cuidar el buen gobierno de todos los municipios ganados por MC en Jalisco. No puede olvidar que el hartazgo de los ciudadanos con la corrupción del PRI y el PAN explica, en gran medida, su victoria. Tercera: habrá de darle una personalidad propia al partido tanto en el estado como en el ámbito nacional.
MC ganó 24 municipios, sin duda los más importantes desde la perspectiva económica, política y demográfica. Tiene para sí tres de los cuatro municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara, Zapopan y San Pedro Tlaquepaque. Por más de tres décadas los diferentes gobiernos del PRI y del PAN han intentado hacer un gobierno metropolitano con esquemas de coordinación que permitan un desarrollo armónico que mejore la calidad de vida de quienes ahí habitan. Hasta ahora su fracaso ha sido rotundo.
Armar los equipos de trabajo con personas capaces no será sencillo. Muchos de los triunfadores carecen de experiencia política y administrativa. Alfaro en lo personal y MC como partido serán vistos como responsables de generar una alternativa viable, ciudadana, incluyente y honesta, y con esto paso a mi segundo punto.
Si bien se logró la alternancia en los gobiernos municipales, hay que reconocer que, con ello, no se transformó la realidad. Tendrán que tratar con los mismos proveedores, constructores y desarrolladores que están acostumbrados a hacer las cosas con trampas y sin transparencia. Aun sin serlo, Alfaro será señalado como el responsable del más mínimo escándalo de corrupción o conflicto de interés. Cualquier yerro será magnificado por aquellos que hoy lamentan haber perdido.
MC ganó la mayoría en el Congreso de Jalisco, por tanto, deberá ser quien proponga la agenda legislativa. De manera conjunta con el gobernador, decidirán el presupuesto de los próximos tres años, es decir, tendrán una influencia decisiva en las políticas públicas. También será su responsabilidad controlar el buen ejercicio del dinero de los ciudadanos. Hasta ahora la revisión de la cuenta pública ha sido un espectáculo mediático que no castiga la corrupción. Estratégicamente deberán decidir cuándo cooperar y cómo ser contrapeso.
A partir de las propuestas de gobierno municipal, así como de las prioridades que Alfaro y MC establezcan en Jalisco, darán forma a la personalidad del partido. La fuerza que tendrán en la Cámara de Diputados, con una bancada de 26 diputados, cuyo coordinador será Clemente Castañeda, uno de los más cercanos colaboradores de Alfaro, les obligará a definirse.
Hasta ahora se identifica a MC como un partido de izquierda, cercano al PRD, pero con pocas iniciativas propias. La fragmentación del voto en el país recompone la geometría electoral en el espectro derecha-izquierda y MC tendrá que buscar cómo y dónde ubicarse en ella. El electorado tapatío es más de centro, por no decir conservador, que de izquierda, por tanto no podrían radicalizarse. ¿Estarán más cercanos del PRD o de Morena? Podemos prever tensiones entre el proyecto de Dante Delgado y el de Alfaro. De la forma en la que se procesen las diferencias y construyan un solo partido dependerá la consolidación de sus conquistas.
CAJÓN DE SASTRE: Guillermo Cienfuegos Pérez, Lagrimita, fue una candidatura promovida artificialmente para detener a Alfaro. No consiguió las 23 mil 887 firmas necesarias, sin embargo, el Tribunal Electoral le perdonó la vida con el argumento de que el apoyo conseguido justificaba el redondeo. Sólo obtuvo cuatro mil 835 votos en las urnas. Tanto a Lagrimita como al Tribunal les costará mucho explicar este fiasco. De las candidaturas independientes, las payasadas son las más peligrosas.