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El debate público

Los grandes números

Leonardo Valdés

El Universal

20/02/2015

El nada simple acto de votar (o no) es el punto de partida de un importante conjunto de variables de la “batalla” electoral. Por ese motivo a los partidos y a los candidatos mucho les interesa acceder a escenarios “confiables” sobre el nivel de participación que se presentará en la “próxima” elección. Por supuesto que la batalla no es tal, pero tampoco es un juego, aunque estará en disputa una buena porción del poder político. Las estimaciones estadísticas son confiables dentro de cierto margen de error y al depender de un gran cúmulo de acciones individuales siempre pueden fallar. La elección que se aproxima puede ser nacional, estatal, distrital o municipal; lo que modifica el tipo de interés e interesado en la estimación de la participación.

Vamos al grano y a lo que ahora se puede decir respecto de la participación electoral que podemos esperar el próximo 7 de junio en la elección de los 300 diputados federales de mayoría relativa. La Lista Nominal de Electores (LN, que está conformada por los ciudadanos inscritos en el padrón, que han recogido su credencial para votar y que hace unos días se entregó —como ordena la ley— a los partidos políticos para su revisión) contiene la información de aproximadamente 83.2 millones de ciudadanos. Al cierre, en marzo, podrá llegar a 84.1 millones; pues no han recogido su credencial 900 mil personas que, en tiempo y forma, iniciaron su trámite de inscripción o renovación. La experiencia indica que a las mesas de votación llegará una LN de aproximadamente 83.5 millones.

Los mexicanos, como muchos otros ciudadanos, tenemos un comportamiento electoral cíclico. Votamos más cuando se eligen Presidente, senadores y diputados, que cuando se elige sólo diputados. O sea, que en las llamadas elecciones intermedias tiende a crecer la abstención. Además, de 1991 a 2006 se desarrolló una tendencia, como en otros países, de decremento de la participación electoral. Esa tendencia se detuvo en 2009 y un leve repunte empezó en 2012. ¿Por qué? Por un cúmulo de razones. Unas técnicas, como la actualización del padrón por la renovación de credenciales. Otras políticas, como el incremento de la coincidencia de elecciones locales con la federal.

Lo cierto es que se puede estimar una participación entre el 45 y el 50% de la LN. Esto significa que acudiremos a votar entre 33.4 y 41.7 millones. Pero también significa que para conservar el registro los partidos tendrán que obtener entre 1 y 1.25 millones de votos. Esa es la consecuencia más inmediata de la participación electoral. Por ello, no debe sorprender a nadie que “algunos” hablen de alta abstención.

Así, se mueven los grandes números.